viernes, 27 de junio de 2014

AURI SACRA FAMES


Por Félix R. Guerrero - Esta frase, acaso exótica en estos tiempos en que el latín perdió su preeminencia en los ritos religiosos cristianos (La sagrada hambre del oro), pronunciada satíricamente por el poeta Quintus Horatius Flaccus en el siglo 65 antes de Cristo, cobra dramática vigencia  hoy y aquí a 2.664 años. Es que el oro se las arreglo para acrecentar su carga semántica y simbólica, con el transcurrir de los siglos (¿EL oro?).

Evidentemente, el oro, ajeno a los execrables usos que le confirió el poder humano casi del momento en que lo descubrió y comenzó a usarlo, está ahí, como una maldición eterna de las víctimas del abuso del poder, que somos más del 99% de la población humana del planeta.

Desde la propia cuna de la cultura humana hasta las guerras imperialistas, con el oro están ligadas las empresas bélicas, las conquistas (de continentes enteros), la lucha de varias generaciones de pueblos, los crímenes y la sangre.

Está, en estos momentos posado en el travesaño del arco en los partidos  del Campeonato Mundial del Fútbol que se disputa en Brasil, transfigurado en buitre, como grafica el escritor Juan Sasturain.

Mientras muchos países siguen sufriendo las consecuencias de la crisis económica internacional que se inició en 2008, esto no parece afectar para nada a la todopoderosa FIFA, que no solo no siente los efectos de la crisis que recorre el mundo, sino que se ha hecho más fuerte y millonaria que nunca.

Si bien el ente rector del fútbol mundial tiene 110 años de existencia, es en las últimas cuatro décadas que pasa de ser una entidad deportiva internacional a una potencia económica y prácticamente un supra estado, pues no permite que ningún gobierno se inmiscuya en sus asuntos.

Sus aliados naturales son las grandes empresas multinacionales como Coca-Cola, Nike, Adidas, etc.

La aurea águila imperial proyecta su fatídica sombra sobre Latinoamérica, los países pobres de África, Asía, Europa oriental y sobre los “indignados” y excluidos de sus propios países “del primer mundo”, que cada vez son más.

Los juegos de pelota, y particularmente el fútbol, ofrecen una estructura lúdica que conecta parte del "yo" y de "lo social", así como los valores y contradicciones de la cultura. El fútbol, como fenómeno social total y como universal cultural del nuevo milenio, como juego y deporte es un fenómeno global que ofrece una estructura y cumple con la misión de cubrir la necesidad lúdica que tiene el ser humano en la vida. Por lo tanto pertenece a los pueblos y no a las empresas ¿Cómo recuperarlo?

En nuestros pueblos costeños, por no salirnos de este contexto, el futbol es una herramienta política y los clubes no pocas veces son escenarios  de sus campañas proselitistas: no es raro ver las leyendas partidistas y aún de propagandas divorciadas con la voluntad de nuestros pueblos, como la mega-minería en las camisetas de nuestros jugadores.
Hace poco nos sorprendió (pero no tanto) el oportunismo  del referente político local, que aprovechando el fervor futbolístico mundial, sacó  a relucir sus ambiciones para las próximas elecciones: una actuación patética. LA BOCONA lo hizo notar y algún fiel practicante de patética obsecuencia militante, se molestó.

La gran mayoría (por no decir la totalidad de los amantes de este deporte, no corremos detrás el oro ni el poder. Tan solo anhelamos que Argentina salga campeón en este Mundial de fútbol.

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