lunes, 18 de agosto de 2014

Los intensos colores de agosto


Por Félix R. Guerrero-Girando en la calesita universal, este sureño hemisferio vapuleado, pero aun prometedor, nos presenta promediando Agosto, un intenso caleidoscopio de historias, percepciones, nostalgias y promesas, que la sensibilidad de los costeños capitalizará conforme a su pasión, su conciencia ciudadana e intereses particulares.
Aprendo del que calla, del que miente y engaña
el fuego soterrado que aún gime en mi pecho,
aprendo a dirigir su lava en mis infiernos
para el mejor gobierno de los mundos.

La más antigua evocación de Agosto, escolar y consternada, me presenta al máximo héroe de la patria, al General Don José de San Martin sucumbiendo olvidado y nostálgico, envuelto en su capa, ante las costas de Boulogne sur Mer, mirando al Oeste, por última vez, promediando Agosto.

La segunda imagen dramática fue un golpe brutal y traicionero descargado por los heraldos del infierno, sobre el obispo que amaba entrañablemente a la chaya y a los pobres.

Si trazamos un paralelismo entre el General San Martin y Monseñor Angelelli, encontramos que ambos protagonistas de la historia argentina, que actuaron en escenarios disimiles y separados por algunos siglos, sucumbieron heroicamente defendiendo las mismas causas y luchando contra un mismo enemigo: el poder materialista, desmesurado e irracional, llámese centralismo porteño u oligarquía vernácula asociada a los militares golpistas.

Este año apenas se insinuó el poderoso viento Zonda, apaciguando violentamente los rigores del frío por unos días; las tradicionales infusiones de ruda alentadas por las redes sociales circularon profusamente espantando a las pestes invernales.

Y ese año, para regocijo de los nostálgicos amantes de la cultura popular renació de entre los rescoldos de la historia costeña, el teatro popular, costumbrista y animado por los guionistas y actores “molinistas”, que sacudidos por ocultos númenes de la tierra, desempolvaron sus habilidades dormidas. 

Las Cooperativas costeñas, buscan afanosamente abrirse paso, entre la hegemonía de las economías “empresariales-sapem” para producir bienes de consumo para los costeños sin cobrar destructivo e irreversible tributo a la Madre Tierra. (Angelelli asiente dichoso desde algún lugar de este inconmensurable Universo).

La tristeza también mostró su cara lacrimosa a todos los que amamos a los gloriosos jacarandás de Anjullón, que este año no nos deleitarán con su lluvia de pétalos azules. Este año nos mostrarán, por perversos designios de la bestialidad humana unos conmovedores muñones producidos por desprolija e infame hacha.

Agostó no finalizó aun, pero nosotros despediremos a los últimos alientos del Invierno con la larga melodía de los violines de Vivaldi, que en el segundo movimiento evocan a fuerza de pizzicato el delicado picotear de una llovizna invernal.-






Pancho Cabral-Como esperando la vida




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