martes, 16 de octubre de 2012

La subjetividad en el aula



La polémica entre objetividad y subjetividad se plantea a diario a la hora de pensar las relaciones humanas, sobre todo cuando se presentan en espacios de disputa de sentidos, medios de comunicación, por ejemplo. El estudiante secundario, Francisco Salvadores, reflexiona al respecto con una mirada crítica hacia el interior de la escuela.

“He aquí una reflexión basada en hechos reales, y datos totalmente empíricos.
Una cosa es mostrar una postura, y otra cosa es inculcarla.”


Nos encontramos con la subjetividad, por ejemplo, cuando abrimos nuestros sentidos a cualquier medio de comunicación, y, entonces, nos damos cuenta de cuán necesaria es para conocer las distintas posturas, opiniones e intereses de estos medios. Intelectualmente hablando, medios a veces independientes, a veces monopólicos.

Esta manera de expresar las cosas, está en todos lados, y es lo que hace necesaria la aceptación de la diversidad de opiniones, la pluralidad.

Pero una cosa es mostrar una postura, y otra cosa es inculcarla.

Hablando objetivamente:

De todos los ámbitos donde alguien podría inculcar una postura, tal vez el más accesible sea la escuela. Y tal vez el más indicado para hacerlo sea un profesor. Y tal vez los más moldeables sean los alumnos.

Ahora hablando subjetivamente:

De todos los ámbitos dónde alguien puede, aprovechándose de su autoridad, pararse enfrente de un grupo de alumnos y enseñar como la única verdad una postura, es la escuela. El más indicado para hacerlo es un profesor. El blanco perfecto para aprenderlo, dado su entendimiento como obligación al hecho de escuchar lo que un profesor dice, y a no discutir demasiado, son los alumnos.

No es que esté tratando de demostrar la existencia de un plan macabro de lavado de cerebros, solamente estoy tratando de mostrar una realidad, que como alumno vivo todos los días. Realidad en la cual los profesores llegan a creer que llevan la verdad al curso dónde se desarrollará su clase, y, cuándo se da la oportunidad de meter un tema socio-político-económico que naturalmente genera la diversidad de opiniones en una sociedad, lo enseñan como única verdad, parecido a un cura dando la misa, el pilar de esa religión.

Aunque es importante el hecho de mostrar las posturas por parte de los profesores ya que contribuye a generar un pensamiento político y, por qué no, un espacio para este fin, este sólo se producirá si hay debate, y a la clase vamos a aprender sobre una materia, y como lo entienden muchos chicos, a aprender una postura.

Por supuesto, los que ignoran el error no son todos, pero tampoco ninguno. Y me refiero a todas las personas de la escuela.

Está claro que al opinar la verdad no es una sola, y la mentira tampoco, pero a quienes tienen el poder de enseñar, hay que aclararles que cada uno es dueño de creerse la que le plazca.

Antes de terminar, una perversa aclaración:

Quizás nada pasará si sólo lo escribimos o leemos. Pero quizás sí pase algo si nos hacemos responsables de la responsabilidad que adquirimos al ver artículos como este, ya que se nos abren los ojos. En nosotros está si los cerramos para atenuar el ardor, o si los dejamos lagrimear.

Imagen: Cara dentro de cara (http://www.zardoyas.com/)

1 comentario:

  1. ¡Que regalo para los ojos leer un tratado de rebeldía juvenil, de esa que proviene del sudor del cerebro y no de un caprichito histérico!!! Quienes no creen en los jóvenes, aqui tienen una buena pared para estrellar sus soberbios morros. Este, señores, no es un cliente político, les aseguro!!!

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