viernes, 26 de octubre de 2012

Editorial: Política, magia y realidad



Muchas veces los de a pie compramos de los políticos de turno lo que nos venden, como compramos un truco de magia, porque a veces la magia es más reconfortante que la realidad. Si lo dado no es lo que queremos, deberemos aprender a no darle la espalda a la política.

Muchas veces el que hacer de la  política oficial nos ubica  como observadores pasivos y crédulos de todas las razones que así mismo se da. Por lo tanto se pone a prueba cotidianamente nuestros mecanismos de creencia ante distintos interrogantes.

Por ejemplo: ¿Habrá que creer que las instituciones funcionan de manera  transparente  y que por fuera de  ellas no hay favoritismos y manejos espurios? ¿Habrá que creer que el gobernador gobierna con el consenso de la juventud, solo porque se reúne con un puñado de políticos jóvenes, decididos a encolumnarse detrás de él?

Porque si es así, en la misma línea tendremos que convencernos que lo mejor para La Rioja es la mega minería y el modelo extractivista, y que fuera de esto no hay otro futuro posible. ¿Habrá que confiar ciegamente en quienes nos gobiernan  y nunca creer que a espaldas nuestra venden lo que no es de ellos? Mientras aparecen a la luz resoluciones  con acuerdos de confidencialidad firmados  con la CNEA,(Comisión de Nacional de Energía Atómica) en los que lisa y llanamente se sacrifica la  soberanía ecológica de nuestra provincia.

Adquiriremos también la convicción que lo mejor para La Rioja es poner el pasivo ambiental,  convencernos por fin de que ese es el lugar en la economía nacional que  nos corresponde, por lo tanto sacrificar nomás nuestra tierra con la extracción de uranio  para las plantas nucleares;  permitir que la  Barrick se lleve el oro y deje el arsénico en el agua de todos; y  al agua limpia, que tanta falta hace para el desarrollo real de nuestro territorio, venderla.
 
De verdad son muchas cosas como para creerlas en un solo acto. Se nos ocurre que  solo son creíbles como parte de un gran espectáculo de magia, que exige la complicidad entre el mago y su público, que obviamente  nunca pide ver el doble fondo de la caja o de la galera, para ver la verdad detrás del truco.

Esta realidad que nos venden y que casi siempre compramos tiene algo de eso. Muchas veces los de a pie compramos lo que nos venden, como compramos un truco de magia, porque a veces la magia es mas reconfortante que la realidad, aunque esta nunca deje de dar indicios para sospechar.  Muchas veces en el doble fondo de la galera se ocultan  las felonías, es decir: fechorías solapadas, como las definía Hamlet,  pergeñadas a nuestras espaldas como cobardes actos de traición, de quienes los cometen, para con  quienes les han entregado la confianza. Y esto pasa en la vida real.

La realidad que corre no es un espectáculo de magia, si se la observa de cerca, cuenta con todos los elementos para una tragedia, en cuyo escenario se sacrifica nuestra tierra y el futuro de las generaciones venideras.

Si no es esto lo que queremos, deberemos aprender a no darle la espalda a la política, pues ubicados  de espalda no podremos  atinar nunca  a donde esta el truco, y tampoco podremos diferenciar los prestidigitadores, de quienes hacen de verdad política para el bien común.

En conclusión, no esta mal creer, pero primero tendremos prestar atención y  reflexionar, de lo contrario seremos responsables de haber creído sin un  criterio responsable. Y en los tiempos que corren este ejercicio de conciencia puede ser la gran diferencia. Pero insistimos  no lo lograremos si seguimos  dándole la espalda a la política.

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