martes, 12 de marzo de 2013

Editorial: Quien encarna el legado de Chávez en La Rioja



Desde el miércoles pasado la muerte del presidente bolivariano conmociono a la prensa nacional e internacional apuntando todas sus miradas a Venezuela. Esto hizo visible un mar de acompañamiento popular casi sin precedentes en la historia de este país y el continente. Pero cómo se vivió el fenómeno desde nuestra provincia, sorprendieron los homenajes forzados que nos llevan a pensar lo lejos que esta el oficialismo provincial de representar la política que corre por el continente, sencillamente estimamos, no cabe en su ideario.  

Desde el miércoles pasado la muerte del presidente Chávez conmociono a la prensa nacional e internacional apuntando  todas sus miradas a Venezuela. Esto hizo visible un fenómeno de acompañamiento popular masivo,  casi sin precedentes en la historia de este país. Pudo verse en las pantallas de televisión  un pueblo en estado de ebullición, un pueblo que se moviliza ante el dolor de la muerte,  pero  también que reafirma su voluntad y compromiso de seguir en el camino que deja abierto Chávez.  

Acongojados por la pérdida pero consientes del hecho histórico que representa, pudimos ver un pueblo más politizado de lo que nos imaginábamos, coherentemente decidido a continuar con un legado político de justicia social y  emancipación que la revolución bolivariana propone, pero desde un lugar protagónico, y eso no se compra.

Constituyó  también un hecho sin precedentes ver al bloque de  presidentes progresistas  latinoamericanos  montar una guardia de honor en la capilla ardiente, un reflejo o gesto quizás nunca visto en la historia de la integración latinoamericana.

Les será difícil a los antichavistas defensores del libre mercado y el neoliberalismo negar al Comandante Chávez ante la subjetividad popular, negar a quien le dio  sentido al legado de los próceres y revolucionarios latinoamericanos, negar a uno de los más contundentes impulsores de una segunda y definitiva independencia de los pueblos que estamos al sur del río Bravo. Negarlo les será un trabajo duro.  
    
La trascendencia de la noticia desencadenó homenajes a escala global. La muerte del Comandante de la Revolución Bolivariana conmovió la militancia más progresista de Latinoamérica y el mundo.

Aunque las condiciones en el que se desarrolla este proceso emancipación continental nos son las mismas en todo Latinoamérica, simbólicamente o subjetivamente el impulso hacia la independencia o hacia el anticolonialismo que estos líderes le dieron al continente ya tiene ganado su lugar en la historia.

A contrapelo de todo esto marchan, lamentablemente, otras realidades, realidades como las de nuestras provincias, o quizás del mundo entero, ancladas en la vieja política y a los intereses minoritarios del capital,  acá donde la política que se hace de arriba para abajo, donde la especulación es el método, donde la participación popular esta neutralizada por el clientelismo, donde un político para convocar necesita comprar voluntades de punteros y jóvenes sin empleo, o apelar espectáculos con artistas de convocatoria masiva, nos preguntamos si podremos salir del achatamiento, o si podremos cambiar algún día.  

La tarde noche del miércoles 6 de marzo, horas después del anuncio del fallecimiento de Chávez, militantes políticos y sociales de nuestra capital se convocaron casi de manera espontánea a la palaza 25 de Mayo, ese era el reflejo de la militancia social, no éramos muchos, pero era espontáneo y legítimo como homenaje, y tan grande era su significancia que no importaba, en nuestra Provincia también se despido  a Chávez.   

La pregunta que me surgió en ese momento fue; ¿en que lugar de ese proceso  abierto en el continente estamos nosotros?, una provincia como tantas de la Argentina profunda. Estamos como entrampados en las marañas de la vieja política y las contradicciones de una nueva, una que reivindica el liberalismo y otra que propone algo superador. Esa noche el único legislador  que se acercó a la plaza fue el Diputado Pocho Brizuela, todos los demás eran representantes del campo popular, sindicalistas, referentes de organizaciones de derechos humanos o militantes de partidos políticos, como el Comunista.

Esto nos lleva a pensar lo lejos que esta el oficialismo provincial de representar la política que corre por el continente, sencillamente no cabe en su ideario.  Quienes defienden el liberalismo están lejos de querer cambiar el sistema de dominación que los beneficia. Si lo pensamos bien queda claro que en La Rioja gobierna la oposición  a estos vientos de cambio tan necesarios para el pueblo.

Lamentablemente nuestra Provincia seguirá demorando su camino hasta que nosotros como pueblo o como militantes sociales y políticos no entendamos que el verdadero sentido del progreso no pasa por intereses personales,  más bien pasa por los intereses colectivos y la participación popular. Para esto es necesario  romper con un sentido común que nos aprisiona entre prejuicios e indiferencias y trabajar con humildad y compromiso. No queda otra, trabajar con humildad es la única forma de romper con la cultura del individualismo propagada por quienes nos quieren separados. 

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