NOTA CON AUDIO. “Estamos bien, aunque un poco tristones, porque cuando se va una
persona, pensamos que tendríamos que haber puesto más énfasis, más atención
antes que se vaya la gente.” La gran artesana nacida en Agua Blanca, el mismo
pueblo de Marino, lo recuerda en un homenaje lleno admiración y melancolía.
“Pasó mucho tiempo una larga vida, mucha
actividad, por lo general los artesanos de los pueblos son intuitivos y se van
expresando en su arte esa forma que hizo Marino, que con raíces, cositas
elementales, él iba expresando. Inclusive no era bien mirado al principio, lo
rechazaban porque hacía esas cosas al principio, cuando tallaba raíces de
higuera, de jarilla.
Han pasado más de 60 años. Ha cambiado la
sociedad. Antes los niños cuando expresaban esas cosas eran vistos como
personas raras, extrañas. Así a veces, a Marino se lo interpretaba. Yo entré a
la escuela con cinco años de edad y el casi ya salía, había hecho hasta sexto
grado. Y cuando recién lo conocí, vi un dibujo que había hecho de Adán y Eva en
el paraíso, y me sorprendió por ser tan genuino, tan perfecto. Nunca había
visto que una persona hiciera eso, lo veía con ojos de criatura. Y siempre
sentí una admiración por su interpretación de las sensaciones, de, como el
decía, los Elementales, lo que hay en la atmósfera, en el campo, es una forma
especial; de los niños cuidando las cabras, la soledad de los campos, los
ruidos, los miedos sobre todo, que es lo que el expresó en Las Brujas. A veces
nos asustaban para que obedeciéramos, eso me quedó grabado en mi espíritu;
cuando voy al campo, todavía se siente un poco eso, la forma de crianza de las
madres de antes para protegernos nos asustaban un poco. Y eso expresó Marino en
sus figuras tan grotescas, que las pudieron ver otras personas y otras
culturas. A él le fue otorgado un premio en Rusia y uno piensa ¿Qué saben los
rusos de esto? Pero en Rusia también hay niños y personas que sienten estas
mismas cosas. Y tuvo varias obras en Europa, mucha gente que apreció su obra.
Por suerte ahora el municipio de Castro
Barros compró unas obras para preservarlas.
“Yo creo que tenía muchos escritos, pero no
es fácil dedicarse a la literatura cuando tenía que trabajar y vender para
vivir. Hubiera querido que al final de su vida existiese el reconocimiento, no
tanto en la palabra, sino en los papeles, una jubilación, por ejemplo. Mucha
gente tiene jubilaciones al mérito sin haberlo tenido; a él le sobraba por ser
una persona que demostró la creatividad.
Ya pasó su vida. Ahora habrá que recordarlo y
prever que otros artesanos sean cuidados también. Se le da importancia a cosas
que no la tienen y el arte debe ser cuidado.”
Es cierto Ramona!!!!!!!!!!! este bello hombre, callado, en soledad con su arte, poco reconocida en su propio pueblo, sin reconocimiento de su gente, de toda una vida expresando su sentir de las cosas de su tierra, es una verdadera pérdida para la Cultura de La Costa.
ResponderEliminarTantas estupideces y desaciertos de los que gobiernan en no ATENDER a estos hombres y mujeres que día a día EN SOLEDAD trabajan, sin ningún apoyo, no es mas que la muestra de la INSENSIBILIDAD ante la importancia de sus trabajos.
Espero que sea el ÚLTIMO en dejarnos de esta forma, y se un LLAMADO DE ATENCIÓN a todos los habitantes para que se REFLEXIONEN y sean SOLIDARIOS!!!!!!!!!!!!!