viernes, 25 de julio de 2014

La Rioja: Rafael Sifre presenta hoy su libro “Sin echar raíces, sigo caminando”

En el marco de un nuevo aniversario del asesinato de Wenceslao Pedernera, ocurrido el 25 de julio de 1976, hoy a las 19:30 en la biblioteca Mariano Moreno, Rafael Sifre presenta su libro en el que relata sus ocho años de trabajo junto a Angelelli incluyendo su relación con Wenceslao a quien conoció en el movimiento rural en Mendoza.

“Hacía años que me pedían que lo escribiera, tuve insistencia de mucha gente y compañeros, recién cuando me enfermo del corazón y tuve un año de licencia entonces me puse a escribir. Me fui entusiasmando y hoy el libro ha tomado un vuelo que yo no me imaginaba.

Soy el primer sorprendido con el libro y ahora me llamaron de España para que vaya a presentarlo”, afirmó Rafael Sifre sobre su libro que tituló “Sin echar raíces, sigo caminando”, editado por AMP (Asociación de Maestros y Profesores) y que ya fue presentado en el Senado de la Nación.

El relato del texto comienza en los primeros años de infancia en San Juan, donde Sifre nació en 1944 y sus primeros pasos en el Movimiento Rural en Mendoza, y llega hasta los últimos días que estuvo en Chepes, hace dos años. “Cuento mi llegada a Argentina cuando me fui a la cordillera con los mapuches y donde viví cinco años, después los obispos nos llaman y aceptamos capacitar gente como para llevar la organización adelante y fue lo que pasó, se nos acercaron de todo el país”, relató Sifre, que junto a Carlos Di Marco compartieron con Angelelli años de trabajo pastoral en La Rioja.

Sifre recordó que estuvo primero en la coordinación nacional, después en la latinoamericana, y en el Consejo mundial, ya con experiencia en el movimiento campesino en los 70. Precisó que “fueron diez años de estar en Chepes, me fui a Mendoza y me llaman para los juicios de los sacerdotes y el de Angelelli. Yo en realidad me siento más riojano que mendocino, vine a los 22 años acá y me formé acá, mis raíces fueron acá”.

Consultado acerca de sus reflexiones actuales sobre el legado que hoy se sigue transmitiendo, Sifre respondió que “cada etapa de mi vida fue muy rica, tanto en España, después en Centroamérica, con los aborígenes, cada etapa fue morir para volver a nacer pero también fue sentir que estaba llamado para eso. Muchos me preguntan por qué he seguido, con tanto sufrimiento”.

Y mencionó que “el médico que ya me operó dos veces del corazón me preguntó ¿crees que valió la pena tanto sacrificio y tanto andar para ver lo que tenemos hoy? Yo creo que sí porque al llegar al atardecer de la vida es sentir que uno no vivió la vida porque el aire es gratis, sino que tuvo un sentido. Creo que le ha dado un sentido a la vida este pedazo de historia que me tocó trabajar, éste tenía que ser mi aporte”.

Para Sifre, si bien es cierto que la realidad que tenemos no es una joyita, también consideró que no es lo mismo que en los años 70. “Hoy llegar a La Rioja y hablar de cooperativa lo escucho de todo el mundo y es lo más normal, en aquella época era escuchar el comunismo que avanzaba y el marxismo que se venía encima”.

Según el laico que dedicó su vida al trabajo rural dijo que “la historia avanzó, caminó y en este momento estamos en un cambio muy fuerte de época, no en época de cambio sino un cambio de época, donde la historia va a dar un salto sin duda”.

Precisó que “está en crisis la familia, la juventud, la iglesia, la religión, todo se nos mueve en este momento y la historia siempre que dio un salto pasó esto”.

Agregó que “hoy escucho a los jóvenes que no hablan de formar una familia, te dicen compartimos cama pero no placard, cada uno es libre, hay otra concepción, nos guste o no nos guste, nos choca bastante, pero cuando uno mira para atrás dice la historia se fue haciendo así, oponerse es quedarse afuera”.

Wenceslao, mi compadre

Para referirse a Wenceslao Pedernera, Sifre recordó que “trabajábamos juntos en Mendoza en el Movimiento Rural, él estuvo muy poco tiempo en La Rioja por eso nunca entendimos por qué lo mataron”. Agregó que “con Carlos Di Marco trabajamos en Aminga, organizamos Codetral, coordinamos la pastoral diocesana, había habido una militancia nuestra, muy ingenua, habíamos descubierto el evangelio y nos parecía que todos eran nuestros hermanos y era lindo que todo el mundo tuviera trabajo, salud y educación y de repente nos viene una campaña de marxistas comunistas que no entendíamos nada. Wenceslao ni siquiera llegó a hacer todo ese proceso”.

Recordó que a “Wenceslao lo conocimos en Mendoza, es compadre mío, él era en ese momento un obrero que había sido delegado de la finca Garganttini, lo conocimos en una capilla porque tenía las tres hijas para la comunión, era papá, catequista con la mamá, y empieza a ser parte del Movimiento Rural en Mendoza, que en aquella época era asistencial, basada en documentos como Medellín y el Concilio Vaticano II y en todos esos grandes cambios en la Iglesia, surgen los movimientos”.

Precisó que “la Acción Católica que era la nuestra se va dividiendo en ramas como la JAC (Juventud Agraria Católica), la JEC (Juventud Estudiantil Católica), la JOC (Juventud Obrera Católica), la JIC (Juventud Independiente Católica), y la JUC (Juventud Universitaria Católica). Son cinco grandes movimientos a nivel mundial que pegan un salto muy fuerte de la asistencia a la promoción y en esa etapa es cuando nosotros entramos al Movimiento Rural”.

“En la época en que se estaba conformando Codetral recibo la carta de Wenceslao que quería venir a trabajar, nosotros le dijimos que estábamos en una etapa de muchos problemas, estábamos muy marcados, mejor esperar un tiempo y después venite le dijimos y él contesta que no le importaba, que se venía”, recordó Sifre de la llegada de Wenceslao A La Rioja.

Agregó que “justo cuando nos destruyen la casa a nosotros, corren al obispo de Anillaco, nosotros éramos un equipo de cinco en Aminga, todos juntos ahorramos y compramos un campo en Vichigasta, ya el obispo no nos dejaba volver a Aminga porque nos iban a matar, y los compañeros que fueron echando tuvieron ahí una fuente de trabajo.

Se hace la cooperativa y ahí es cuando se viene Wenceslao, empezamos a hacer la casa juntos, a vivir ahí. Un día el obispo nos hace salir de ahí porque corríamos peligro y Wences se va a Sañogasta con el cura Andrés Serieye, que después volvió a Francia y nosotros nos vinimos a La Quebrada”.

Un obispo que entendiera

El laico también hizo mención a su llegada a La Rioja, cuando tenía 22 años, “después de participar en Uruguay en un encuentro con la metodología de Paulo Freire que nos tira todas las estructuras, cuando vinimos de allá estoy en la Región Cuyo en el Movimiento nacional y de ahí empezamos a buscar un obispo que pudiera entender estos cambios profundos”. Estaban De Nevares en Neuquén, Angelelli acá y Caferatta en San Luis.
“Yo me fui a hablar con De Nevares y Carlos vino acá, después yo perdí porque vinimos primero acá. A los seis meses que estábamos en Aminga nos ponen la bomba, Caritas nos pidió y estábamos contentos, discutiendo con la gente si se parcelaba se beneficiaban 14 familias y si hacíamos una cooperativa se beneficiaba todo el pueblo”, agregó.

“Podíamos crear nuevas fuente de trabajo y de ahí empezó a salir que éramos comunistas apoyados por un obispo rojo, resultado de eso fue una bomba en nuestra casa y al otro día nos meten presos a Carlos y a mí porque decían que habíamos estado armando una bomba en nuestra casa”, evocó Sifre.

Según Sifre esos hechos son los que hicieron crecer a Codetral y a que en otras zonas se fueran organizando a través de la pastoral diocesana. “Nos pide el obispo que empecemos a capacitar toda la región, yo participaba en la coordinación a nivel nacional y al poco tiempo la latinoamericana, que a ese nivel fueron ligas agrarias, cooperativas, sindicatos, al poco tiempo fui delegado del equipo mundial y eso me fue conformando y haciendo”, señaló.

Para finalizar Sifre consideró que “seguíamos andando porque empezábamos a intuir que estábamos llamados en este pedazo de historia a hacer lo que estábamos haciendo. La vida tenía un sentido y en el caso nuestro cualquiera la llena de la manera que hay, una madre que se pone a criar sus hijos y es tan o más sacrificado, yo les agradezco a ellas que sigan sonriendo y criando a sus hijos a pesar de todo lo que estén viviendo, y como cada uno, todos tenemos una misión que cumplir”.

“Me tocó la suerte de ser muy amigo de Angelelli, él me hablaba de sus soledades, sus problemas, los problemas en la diócesis, unos 15 días antes que nos secuestren, Angelelli me dice ‘Rafael tenemos que prepararnos, se nos vienen momentos muy duros, muy difíciles, acordáte que muchos de los que nos dicen que tenemos que hablar más, que decir más, se van a meter debajo de la mesa y vamos a quedar muy solos. A los días nos secuestran”, concluyó Sifre.

Dónde adquirirlo

“El libro “Sin echar raíces, sigo caminando” puede adquirirse en la sede del gremio AMP, responsable de la edición, en Vélez Sársfield 337.

Fuente: El Independiente

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