lunes, 26 de agosto de 2013

Chuquis: Luis Reyes Vera festejó sus cien años de vida

El 25 de agosto de 1913 nacía en la casa donde aún vive, Luis Reyes Vera. Un chuqueño que ayer celebró con todo el pueblo su centenario cumpleaños. En una nota publicada en un medio local don Luis recordó los orígenes de su familia entre otros temas, con notable lucidez. Aquí la compartimos.

En la fría jornada del domingo los vecinos de Chuquis compartieron con don Luis Reyes Vera, una misa celebratoria en la iglesia de la Virgen del Rosario, patrona del lugar. A posterior se trasladaron a las instalaciones del club para compartir un brindis.

Hijo de Eusebio Reyes Vera y Eduviges del Rosario Fernández, sus hermanos fueron Euclides que vivió muchos años en Rosario, Vicente que murió en 2012 días antes de cumplir 104 años, Víctor que también vivía en Rosario y que murió en un accidente de tránsito en el dique San Roque, en Córdoba, y tres mujeres Ofeliz, Estela y Berta.

Sobre el origen de los Vera, don Luis detalló que “vinieron de Malanzán, había en Malanzán un caudillo tipo militar que había dicho ‘al que no me quiera acompañar lo hago matar’. Ante ello varios decidieron fugarse hacia Famatina, después a Aimogasta, luego a Pinchas y por último a Chuquis.

Don Luis también recordó sus años de escuela “en ese tiempo la escuela funcionaba en la casa de Doña Ricarda de la Vega. Ya no existe más, yo hice hasta cuarto grado por que no había más”.

En tanto sobre sus primeros juegos infantiles mencionó “la pelota de trapo, el aro de la bordalesa que la empujábamos como si fuese una ruedita, la varilla de visco que hacía de caballito, las bolitas que al principio eran los botones de las camisas o los pantalones, o hacer bañaditos después de la lluvia, una especie de teléfono que hacíamos con tarritos agujereados y unidos por un hilo.

A mí particularmente me gustaba hacer casitas de barro y piedra y les ponía techo de jarilla. Cuando más grande no pude aprender a jugar al truco pero en casa jugábamos a la escoba y a la lotería”.

Jubilado como “peón rural porque no había otra cosa”, en cuanto a sus años de trabajo don Luis relató que “la única vez que salí de Chuquis fue para trabajar en una mina de Mendoza pero aguanté nada más que cuatro meses y me volví cuando el capataz nos dijo que tengamos cuidado porque podía haber derrumbes y nosotros estábamos a más de 50 metros bajo tierra.

En Chuquis trabajé en la construcción del canal de la Quebrada Grande, de la escuela actual, en los canales de riego como picapedrero con Rosa Toledo, Tiburcio, Alejo, Dardo, Jaime y otros.

A mí me gustaba mucho arar la tierra pero con el arado de palo, antes de que apareciera el arado de fierro. Mi padre me enseñó a manejarlo”. Recordó que “en las fincas teníamos nogales, después vino la chochera por el olivo que trajimos de Aimogasta, pero principalmente la viña de uva común teníamos, que era la mejor para hacer pasas colgando los racimos bajo techo, y las otras variedades para hacer vino, la ferra, la torronta, la favorita”.

ENTRE RADICALISMO Y PERONISMO

La política no fue un tema ausente en la charla con don Luis, “el abuelo Ramón era radical. Cuando aparece Perón siguió siendo radical pero un día dijo “me gusta ese hombre porque está corrigiendo muchas cosas que se están haciendo mal”. Una vez eligieron a un candidato de otro bando y él no estuvo de acuerdo y fue así que dejó de meterse en política”.

En respuesta al uso de la radio y la televisión, don Luis aseguró que “sí veo televisión, pero antes era mejor, había programas más interesantes. Ahora hay muchas macanas, para niños, para jóvenes, puros chimentos que no me llaman la atención. Por mi sordera casi no escucho radio. Muchas veces depende del metal de voz, por ejemplo esos teléfonos chiquitos, sí los oigo lo más bien”, expresó en referencia a los celulares.

Como no podía ser de otra manera, la historia de don Luis también se relaciona con la de Pedro Ignacio de Castro Barros, “mi abuela Vicenta había heredado la imagen de la Virgen de la Merced que había pertenecido a Pedro Ignacio de Castro Barros. Después la familia decidió dársela al Padre Pelanda para el museo que hoy se conserva en una urna de madera”.

Para finalizar y respecto a su salud, don Reyes Vera explicó que “estoy un poco sordo. La nieta de mi amigo Jaime Fuentes, Silvana, me prepara la comida y me atiende a la mañana, no tengo problemas con la comida, como de todo. El resto del día la paso. Uso lentes solamente para leer cuando se me cansa la vista porque me gusta mucho leer y leo el diario para estar al tanto de lo que pasa”.

Por último hizo mención a su soltería, “no es que no me gustó ninguna mujer sino que cuando yo era joven la vida era muy dura y yo dudaba si la iba a poder mantener. No tuve ninguna novia, no llegué a concretar ninguna relación”.

Nacido en la casa donde aun hoy vive, el 25 de agosto de 1913, don Luis concluyó “a veces me pongo a pensar y recordar. Extraño las conversaciones con los amigos pero ya se han muerto todos. Me siento feliz, cuando era joven no me imaginé que iba a llegar a los cien años”.

Fuente: El Independiente

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