Muchas
veces los de a pie compramos de los políticos de turno lo que nos venden, como
compramos un truco de magia, porque a veces la magia es más reconfortante que
la realidad. Si lo dado no es lo que queremos, deberemos aprender a no darle la
espalda a la política.
Muchas veces el que hacer de la política oficial nos ubica como observadores pasivos y crédulos de todas
las razones que así mismo se da. Por lo tanto se pone a prueba cotidianamente
nuestros mecanismos de creencia ante distintos interrogantes.
Por ejemplo: ¿Habrá que creer que las
instituciones funcionan de manera
transparente y que por fuera de ellas no hay favoritismos y manejos espurios? ¿Habrá
que creer que el gobernador gobierna con el consenso de la juventud, solo
porque se reúne con un puñado de políticos jóvenes, decididos a encolumnarse
detrás de él?
Porque si es así, en la misma línea tendremos
que convencernos que lo mejor para La
Rioja es la mega minería y el modelo extractivista, y que fuera
de esto no hay otro futuro posible. ¿Habrá que confiar ciegamente en quienes
nos gobiernan y nunca creer que a espaldas
nuestra venden lo que no es de ellos? Mientras aparecen a la luz resoluciones con acuerdos de confidencialidad firmados con la
CNEA ,(Comisión de Nacional de Energía Atómica) en los que
lisa y llanamente se sacrifica la soberanía
ecológica de nuestra provincia.
Adquiriremos también la convicción que lo
mejor para La Rioja
es poner el pasivo ambiental,
convencernos por fin de que ese es el lugar en la economía nacional
que nos corresponde, por lo tanto sacrificar
nomás nuestra tierra con la extracción de uranio para las plantas nucleares; permitir que la Barrick
se lleve el oro y deje el arsénico en el agua de todos; y al agua limpia, que tanta falta hace para el
desarrollo real de nuestro territorio, venderla.
De verdad son muchas cosas como para creerlas
en un solo acto. Se nos ocurre que solo
son creíbles como parte de un gran espectáculo de magia, que exige la
complicidad entre el mago y su público, que obviamente nunca pide ver el doble fondo de la caja o de
la galera, para ver la verdad detrás del truco.
Esta realidad que nos venden y que casi
siempre compramos tiene algo de eso. Muchas veces los de a pie compramos lo que
nos venden, como compramos un truco de magia, porque a veces la magia es mas
reconfortante que la realidad, aunque esta nunca deje de dar indicios para
sospechar. Muchas veces en el doble
fondo de la galera se ocultan las felonías,
es decir: fechorías solapadas, como las definía Hamlet, pergeñadas a nuestras espaldas como cobardes
actos de traición, de quienes los cometen, para con quienes les han entregado la confianza. Y
esto pasa en la vida real.
La realidad que corre no es un espectáculo de
magia, si se la observa de cerca, cuenta con todos los elementos para una
tragedia, en cuyo escenario se sacrifica nuestra tierra y el futuro de las
generaciones venideras.
Si no es esto lo que queremos, deberemos
aprender a no darle la espalda a la política, pues ubicados de espalda no podremos atinar nunca a donde esta el truco, y tampoco podremos
diferenciar los prestidigitadores, de quienes hacen de verdad política para el
bien común.
En conclusión, no esta mal creer, pero
primero tendremos prestar atención y
reflexionar, de lo contrario seremos responsables de haber creído sin
un criterio responsable. Y en los tiempos
que corren este ejercicio de conciencia puede ser la gran diferencia. Pero
insistimos no lo lograremos si seguimos dándole la espalda a la política.
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