El grupo de
Entomología del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia
Tecnológica (CRILAR-CONICET) de Anillaco, conformado por la Dra. Patricia Diez
y el estudiante de la Universidad de Santiago del Estero Piero De-Cia
Galfrascoli, llevaron a cabo un monitoreo sistemático en fincas de Anillaco,
Los Molinos y Anjullón ha pedido de los productores.
El
Departamento Castro Barros concentra a un número de pequeños productores
tradicionales de olivo, representados por pequeñas fincas regadas por un
sistema de acequias y con baja inversión en fertilización y control de plagas y
enfermedades. Ante el pedido expresado por los productores de olivo de la Costa
Riojana de un mayor conocimiento acerca del estado fitosanitario en el que se
encuentran sus fincas, el grupo de Entomología del Centro Regional de
Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica (CRILAR-CONICET) de
Anillaco, conformado por la Dra. Patricia Diez y el estudiante de la
Universidad de Santiago del Estero Piero De-Cia Galfrascoli, llevaron a cabo un
monitoreo sistemático en fincas de Anillaco, Los Molinos y Anjullón.
Los
resultados mostraron que el 19% de las hojas colectadas tuvieron daño por “cochinillas”, el 6% por “eriófidos” y el 0,7% por “mosca blanca”. Se registraron seis especies diferentes de
cochinillas, siendo las cochinillas “violetas” (Parlatoria oleae) y las “cochinillas
H” (Saissetia oleae) las más abundantes. En los frutos se registró
principalmente la “cochinilla violeta”, dañando el 17% de muestras tomadas al
azar. Teniendo en cuenta que el Código Alimentario Nacional reconoce el 40% de
daño en fruto como máximo de tolerancia, estos valores registrados sólo por
daño de cochinilla son muy elevados.
Las
cochinillas son conocidas como plagas del olivo para nuestra región desde el
año 1978, sin embargo la “cochinilla violeta” antes casi no se registraba en
estos olivares, encontrándose hoy sin embargo instalada en la región. La
producción de la Costa es destinada principalmente a la elaboración de
aceitunas de mesa, y considerando que esta especie produce deformaciones y
cambios de color en los frutos, es importante llamar la atención de las
autoridades correspondientes para tomar medidas de control sobre la misma. Una
herramienta posible es el control biológico a través de avispas benéficas
(Aphytis paramaculicornis y Coccophagoides utilis), una metodología que fue probada
exitosa en California (USA).
El
elevado daño en fruto registrado en este trabajo podría estar relacionado con el retraso que se observó en
el momento de las cosechas. Generalmente éstas se realizan entre Febrero y
Abril, sin embargo este año hasta Junio aún se observaron fincas sin cosechar.
Esta situación se produjo porque hubo problemas para conseguir mano de obra,
por no ser bien remunerada dicha labor. Esto podría favorecer que la plaga
aumente su densidad sobre el fruto, ya que los que prefiere antes que hojas o
ramas. Es importante realizar la cosecha en tiempo y forma ya que la fenología
del olivar al momento de la cosecha coincide con los periodos de postura de
huevos de esta cochinilla. El retraso en la cosecha además ocasionó un retraso en
la poda, y árboles frondosos, mal podados y en ambientes húmedos con escasa
ventilación, favorecerían la presencia de estos insectos. La poda es una de las
actividades más importantes que se deben realizar en el olivar, junto con el
abonado, labores y tratamientos fitosanitarios. Las mismas deben ser realizadas
en el momento indicado y de la forma adecuada.
Una
de las características de estas pequeñas fincas es que son heterogéneas en
cuanto al cultivo: junto a los olivos suelen crecer viñedos y árboles frutales.
Si esta heterogeneidad no es trabajada de la manera correcta, tiende a
convertirse en un problema ya que estos otros cultivos podrían ser hospederos
para la plaga. El manejo inadecuado de las malezas de las fincas es también
otro factor influyente en la cantidad de plagas registradas. Si bien es
conveniente mantener algunas malezas como refugios de fauna benéfica, si las
mismas no son controladas pueden convertirse en un problema sanitario.
Por
último, en este trabajo también se observó que muchas de las acequias
utilizadas para el riego se encontraban en mal estado, generando encharques y
excesos de humedad continuos que propician las condiciones microclimáticas para
la evolución de insectos plagas. Debería realizarse una inversión en este sentido
para mejorar las condiciones de riego y evitar el uso ineficiente del agua, un
bien preciado en regiones desérticas.
Un
importante problema de la olivicultura en La Rioja es que los pequeños
productores no alcanzan niveles de competitividad que les aseguren
sustentabilidad. El Plan Estratégico de La Rioja 2025 plantea como uno de sus
objetivos principales apoyar los esfuerzos de la pequeña producción por
alcanzar esquemas productivos adecuados y sustentables, enfatizando el cuidado
de la sanidad vegetal a través de metodologías amigables con el medio ambiente,
promoviendo la producción orgánica e identificando al CRILAR como un importante
actor en estas tareas. Para alcanzar estos objetivos, es esencial capacitar a
los productores sobre temas como poda, riego, biología y monitoreo de plagas,
prácticas culturales y mecanismos de control directo e indirecto. Todas éstas
son herramientas básicas, útiles y eficientes para lograr una óptima sanidad en
los cultivos, y constituyen los primeros pasos a realizar para aumentar la
productividad de los cultivos, lograr competitividad en los precios de los
productos obtenidos y abrir las puertas a nuevos mercados.
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