Por
Juan “Alilo” Ortiz - “La
memoria es una de las potencias que Dios regaló al hombre, por la cual retiene
y recuerda lo sucedido en el pasado. Ese contenido propio de su naturaleza, le
permitirá más fácilmente entender el presente y proyectar el futuro. Pero
pareciera que tal realidad no está siendo tenida en cuenta en nuestro
departamento Castro Barros. Más allá de las noticias y desmentidos de estos
días, se produjo un hecho que los medios titularon “Del Moral reasumió
intendencia en Castro Barros”.
Los medios lo habían
anticipado el martes, relacionando el hecho con el disgusto de Marcelo por la
adhesión del viceintendente Robledo a la candidatura de ‘Tití’ Bosetti. Él lo
negó el día miércoles, aunque afirmó que “soy intendente del departamento y
allí los vecinos me están reclamando”. Finalmente, el día jueves lo aceptó
aduciendo que “es una decisión personal, porque los que estamos en política
tenemos que estar a la altura de las circunstancias y no debemos aferrarnos a
un cargo, porque trabajamos por la gente”. Lo más llamativo y lamentable es que
remata esta altisonante afirmación con una expresión que llega al colmo de la
pérdida de la memoria: “retomo el cargo con el que el pueblo costeño me ungió
en las últimas elecciones por más del 86 por ciento de los votos”.
Lo
primero que se olvida Marcelo es que en La Costa somos pocos y nos conocemos
hasta el número de la alpargata. Por ejemplo, se olvida que
hace cuatro años tomó la “decisión personal” de ser intendente por tercera vez.
Es verdad que “la gente”, para la cual dice trabajar, lo acompañó con su voto
en aquel año 2011, pero también es verdad que al ir a votar nos asustamos al
encontrarnos con tanta gente que nada tiene que ver con La Costa, muchos de los
cuales nos explican por qué lo hacen: “me pagaron para que haga cambio de
domicilio, y ahora me traen, yo pongo el voto, y encima me dan unos pesos, un
sándwich y una coca”. Vale decir, estos más de mil votantes foráneos forman
parte del tan mentado “86 por ciento”. Aporto un dato: para esas elecciones de
2013 el padrón de Chuquis decía 239 votantes, siendo que éramos tan sólo 236
habitantes, incluidos los niños recién nacidos.
Lo que no está claro es si
Marcelo, al decir “retomo el cargo de las últimas elecciones”, no tiene en
cuenta que el 27 de octubre de 2013 “la gente” lo consagró diputado, esto es
cuando todavía le faltaban dos años de los establecidos en 2011. Pareciera que
para él tal “circunstancia” no tiene mayor importancia y en consecuencia no
vale la pena “estar a su altura”. Tan poca importancia tuvo esta decisión de
“la gente” en 2013 que un mes después de haber ganado las elecciones tomó la
“decisión personal” de renunciar para acceder al cargo de ministro de
Desarrollo Social. Así, cualquiera puede darse el lujo de “no aferrarse a un
cargo”; sólo es cuestión de no llevarle el apunte a lo que dice “la gente”.
Por otra parte, si no tuvo
memoria para acordarse de lo que sucedió en las elecciones de 2013 (y se quedó
con las de 2011, a medias) no es de extrañar que se haya olvidado que hace 200
años los argentinos protagonizamos un acontecimiento, cuyo Bicentenario estamos
celebrando. En 1810 decidimos que no continuaríamos siendo gobernados por un
monarca, una persona con el título de rey, que sólo respeta “mi decisión
personal” y la de la gente siempre y cuando acate “mi voluntad”.
Para concluir, cuando el
diario del día viernes pondera “la muchedumbre que se acercó a la sede del
municipio para presenciar el acto” de la reasunción, cabe preguntarse si se
está refiriendo al grupo de costeños dispuestos a formar parte de la cohorte
del nuevo monarca, o a los funcionarios del Ministerio que vinieron de La Rioja
en un importante número, o a los policías traídos desde Aimogasta por la dudas
los costeños “no marcelistas” decidieran manifestar su desacuerdo. De lo que sí
estoy seguro es que los empleados municipales, que fueron testigos y víctimas
de los gritos e insultos, sí tienen memoria. Porque por más que Marcelo diga, y
con verdad, que “la política no debe dividirnos”, lamentablemente sí lo hacen
los así llamados “políticos”. Y al hacer esta afirmación y comentarios, soy
plenamente consciente de que me expongo a un posible castigo, como ya me
sucedió tiempo atrás”.
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