El pez más grande se terminará por comer al más chico

La proliferación y asentamiento definitivo de las grandes cadenas de hipermercados en la provincia, sobre  todo en la ciudad capital de La Rioja, tiente su correlato con la agudización de la crisis del  pequeño y mediano comerciante local. Inversión, protección, concentración de capitales y economía regional los temas para  el debate.

En nuestra ciudad son muchas las familias que viven de los ingresos que les generan  diversos  emprendimientos  de este sector, sean empleados de comercio, o propietarios que viven  directamente de lo que estos les generan.   Se trata de los  kioscos, despensas o  mercaditos de nuestros barrios,  u otros pequeños y medianos negocios de otros rubros  que forman parte del tejido socioeconómico en nuestra provincia.

Nunca fue fácil para el pequeño comercio y ahora menos. Este sector que no esta sindicado ni cuenta con una cámara que los agrupe,  constituye un actor social al que se le desconoce la voz, o que prácticamente no cuenta con  ella, por lo tanto  viene sufriendo de manera silenciosa un contexto desfavorable en el cual se hace  muy difícil la supervivencia.

Son el sector más vulnerable del comercio local y el más acorralado por la realidad en la que se desenvuelve la economía actual. Por un lado  la desprotección económica, que se expresa en la permeabilidad de este gobierno ante los capitales foráneos,  a quienes se les permitió radicarse en nuestra provincia y ahora  abren sus tentáculos en el reducido mercado local, lo hacen desde legalidad que les otorga el mandato liberal que les abrió la puerta, sin ningún tipo de reparo, incluso con las ventajas que en su momento les otorgo el estado  respecto a la competencia que  representa el comercio local. Entre las firmas a las que hacemos referencia están: Vea, Wal-Mart, Easy,  Carrefour, y otras de distintos rubros que disputan el mercado local con condiciones que les permiten  arrasar con todo.

Por otro lado esta gran cantidad de pequeños negocios deben lidiar con la presión impositiva, que es claramente regresiva, ya que a los capitales más  grandes les otorga mayores concesiones y diferimentos que a los pequeños contribuyentes, siendo que estos en suma,  por más pequeños que sean, son los que más aportan en las cuentas del AFIP.  A nivel municipal tampoco es poca la presión a los que se les somete,  con las diversas tazas y controles municipales, cuyos punitivos  son aplicados muchas veces de manera compulsiva,  agregando mayor   solo a temperatura a la situación.

Nada de esto se contempla  desde el gobierno ni desde la a secretaria de Comercio  que le suma a esta situación  para peor;   ya que es sabido que esta saca sus inspectores solo para controlar el precio de las garrafas sociales en las despensas,  pero que lejos estuvo de denunciar  a las distribuidoras mayoristas por especular con los cupos de este  subsidio nacional, sino mas bien todo lo contrario, en el momento que mas se las cuestionaba, el Secretario de Comercio se mostraba en conferencia de prensa justificando a los empresarios del sector y no del lado del consumidor.

Tampoco se dice nada sobre  hasta donde una firma puede avanzar sobre el mercado, ya que en estos sectores también existen apetencias monopólicas, sino obsérvese la expansión del supermercado Mayor en esta capital, o el supermercado  Vea que recientemente abrió otra sucursal por la avenida Alem.

En estas condiciones podemos decir que  el pez más grande se terminara por comer al más chico con la anuencia de nuestros gobernantes, cuya indiferencia también abarca este sector.

En síntesis: este silencioso malestar que tiende a agudizarse expresa además de la indiferencia local las contradicciones del modelo nacional,  el cual no logra frenar la concentración de capitales, ni poner en marcha un sistema que proteja a los pequeños y medianos comerciantes  de  provincias como las nuestras ante el advenimiento de capitales foráneos, los cuales indefectiblemente terminan destruyendo las economías regionales.