martes, 27 de noviembre de 2012

Editorial: Presupuesto 2013


Como cada cierre de semana o principio de una nueva, nuestro medio trata de poner a su disposición estas editoriales. El  contenido de las mismas refiere exclusivamente a la coyuntura política, y la idea es que usted tenga acceso, desde nuestro enfoque, a los temas de la política que creemos más importantes.

La semana pasada pusimos gran parte de nuestra atención  al relato oficial sobre federalismo y producción, del contraste que este genera por su ausencia en las prácticas y en la cultura política que corre. Cuando comparamos de manera crítica la realidad con el discurso oficial y percibimos la distorsión que este pretende implantar,  es cuando valoramos la historia y la memoria como  herramientas imprescindibles para no caer siempre en la misma.   

Cargamos  sobre las espaldas la herencia política de más de treinta años de gestión  liberal o menemista, con todo lo que esto implica en materia de cultura política. Disculpen la insistencia aquellos que siguen esta columna,  pero esa  es la  realidad  desde la que nos toca analizar.  Desde las consecuencias de este legado y sobre su continuidad, mal que nos pese,  es que arrancamos generalmente nuestros análisis  de coyuntura.  Hemos hecho referencia, en ediciones anteriores, al abismo que existe en la conciencia colectiva  sobre la verdadera naturaleza de la gestión de gobierno,   y vinculábamos  esto  con los créditos que toma el estado provincial,  y observábamos como gran parte de la opinión publica interpreta que estos son fondos condonados de nación, lo cual constituye una distorsión que aleja de la realidad  y perjudica profundamente. O sea confunde endeudamiento con mana del cielo.

Presupuesto 2013

Con el mismo sentido crítico sobre el relato oficial, para esta semana creemos necesario prestar atención a los debates generados en torno a la Ley de Presupuesto 2013 y su inminente aprobación por parte del poder legislativo,  en la primera sesión de diciembre.

Salarios, salud, educación, producción, seguridad, son entre otros son los ítems que componen el presupuesto provincial. Se pueden decir muchas cosas, se pueden prometer muchas otras para contener el malestar ocasionado por el  déficit estructural, económico que vivimos;  se pude llamar a conferencia de prensa y hacer los anuncios más rimbombantes pero si lo que se dice no se refleja en el presupuesto, difícil de creer. Porque de  donde no hay no se saca.

Es mediante esta herramienta constitucional que se cristaliza de manera plausible la voluntad política de nuestros gobernantes. Lamentable la realidad es que planificación del presupuesto no escapa a la falta de transparencia y al verticalismo de las instituciones,  en ese sentido el presupuesto será armado de arriba para abajo y conformando siempre a los de arriba.   

Lejos estamos del presupuesto participativo del que suele hablarse, porque la realidad dice que al mismo lo definen unos pocos. Entonces: ¿Salarios dignos para la mayoría estatal precarizada? Difícil que se trate en el presupuesto.  ¿el seguro de salud que prometía con bombos y platillos  el ministro Luna Corzo en sus últimas apariciones ?, bien gracias,  el  Ministro hablaba de un seguro  para cubrir el déficit que existe en salud  en nuestra provincia al mejor estilo ingles, tan es así  que   de concretarse  seria lo ideal y  el Ministro merecería cubrir el mismo cargo en nación y replicar la idea para beneficio de todos los argentinos;  pero en las ultimas reuniones en diputados para hablar de presupuesto no se lo vio tan convencido;   Ni que decir de  atención a la producción, que por afuera de la idea SAPEM que beneficia a algunos pocos privilegiados,  solo hay para  carros de pan  casero.

Entonces volviendo a  lo anterior,  decíamos que  la vida política institucional de nuestra provincia esta manejado por un puñado de políticos influyentes  que responden, por sobre todo, al gobernador. Este verticalismo de las instituciones existe a toda escala, puede  aplicarse  a nivel nacional y también puede aplicarse en un pueblo como el nuestro cuando observamos como es el funcionamiento del Concejo Deliberante.

Este manejo del poder  esta muy lejos del respeto a la institucionalidad, y es declamado y  vulnerado por las mismas personas. Muchos somos los que pensamos  como revertir esta cultura política desde abajo,  porque también estamos lo que luchamos por otra realidad y lo hacemos desde el llano y creemos que esto también  se cambia con conciencia y participación,   involucrándonos desde un lugar critico, porque de nada sirve no creerles a los políticos, si todo va seguir igual.

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