jueves, 2 de enero de 2014

RELATO: El 2014 en Anillaco, en soledad

Por Félix R. Guerrero.  Son las 10:35 AM, y en esta pequeña isla del mundo, y aun no ha llegado el tan esperado año 2014. El gallo de mi vecino que me despertó puntualmente a las 05:00 AM y un mosquito trasnochado  y persistente que me gritaba al oído, eran las dos únicas señales de vida en esa hora y en este mundo.


No olvidé que ya habíamos brindado por el flamante año, cruzando exactamente el límite horario que separa un día de otro conforme a las convenciones horarias mundiales. Pero para un espécimen como yo, nacido y criado en pueblos pequeños rodeado de gallos, vacas y pájaros del monte, el día comienza cuando Aurora, la de los dedos rosados, me despierta besando discretamente mis párpados cerrados. No nos conforman a nosotros, animales montaraces, las reglas contra-natura.

Salí temprano a la calle desierta y me dije que el 2013 se ha llevado quien sabe donde a todos mis vecinos, transeúntes de rutinas consolidadas  y otros ocasionales madrugadores. Todo el júbilo fabricado por los mercaderes de emociones, los deberes cotidianos y los bulliciosos de vocación están ausentes. La soledad es apabullante.  Soledad de voces y otros ruidos humanos. Ustedes también me han abandonado, niños. Oigan, ¿No piensan saludar al futuro?

Sospecho que una pasión apocalíptica se apoderó de mis congéneres y la tarea de consumir toda la comida juntada y bebido toda la bebida habida, los ha agotado. Como si fuera la últimas vez. Pero no es la última vez. La vida continúa.

¡Vengan en mi auxilio, poetas!

Si no consigo expresar bien, hermanos,
Lo que quiero decirles,
Tendrán que disculparme:
Siento algunos mareos,
me da vueltas un poco la cabeza.
No es el alcohol.
Apenas, es un poquito de hambre.

Hermanos,
Los de Europa, los de Asia, los de América:
Yo no estoy en prisión ni en huelga de hambre.
Me he tendido en el césped, esta noche de mayo,
Y los ojos de ustedes me miran de muy cerca,
lucientes como estrellas,
En tanto que sus manos
son una sola mano estrechando la mía,
como la de mi madre,
como la de mi amada,
como la de mi vida.

Hermanos míos:
Por otra parte, ustedes nunca me abandonaron,
Ni a mí, ni a mi país,
ni tampoco a mi pueblo.
Del mismo modo que los quiero a ustedes,
ustedes quieren a los míos, lo sé.
Gracias, hermanos, gracias.

Hermanos míos:
Yo no tengo la intención de morir.
Si soy asesinado,
Sé que entre ustedes seguiré viviendo:
Yo estaré en los poemas de Aragón
(en su verso que canta la dicha del futuro),
Yo estaré en la paloma de la paz, de Picasso,
Yo estaré en las canciones de Paul Robeson
Y, sobre todo
y lo que es más hermoso:
Yo estaré en la triunfante risa del camarada,
Entre los cargadores portuarios de Marsella.
Para decirles la verdad, hermanos,
Yo soy feliz, feliz a rienda suelta.

!GRACIAS, Nazim Hikmet!!!

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