Por Félix R. Guerrero. La percepción olfativa humana
puede distinguir hasta 10.000 olores diferentes; en sentido metafórico, podría
percibir las nauseabundas pestilencias de una mala administración de los recursos
naturales, cuando estas sobrepasan los límites de la paciencia e insultan no
solo a la nariz de los ciudadanos sino a su elemental dignidad de seres vivos
conscientes de su salud y sus derechos a ella. Una muestra cabal de ello es la justa irritación de los vecinos de
Anillaco.
La
deplorable manía de algunos de nuestros gobernantes a pensar y creer que la fe
ciudadana expresada en el voto les confiere el derecho de usar de los dineros públicos y de los recursos naturales de los
pueblos para satisfacer sus desmesuradas ambiciones personales y la de sus
amigos o socios “empresarios”. Estas insanas prácticas pueden hacer colapsar
los delicados ecosistemas regionales y poner en situación de precariedad a las
administraciones públicas departamentales y a los servicios básicos de la
población, tales como el agua para el consumo humano.
Eso
ocurrió en Anillaco, y en el día 10 de Octubre del corriente año, movilizó a
los vecinos más afectados, a manifestar su indignación frente a la “Villa de
los esturiones y del caviar”, emprendimiento privado situado al Oeste de la
localidad de Anillaco. Allí se congregaron vecinos, el encargado de la planta y
distribución del agua domiciliaria, reporteros de Radio Cooperativa La Bocona,
Radio FM Anillaco y Radio FM Velazco, un concejal de este departamento y una representante
de IPALAR, entre otros. Brillaron por su ausencia representantes de la
Municipalidad del departamento Castro Barros, directamente involucrada en este
dilema.
Este
fastuoso emprendimiento, surgido de las ruinas del desastroso proyecto
menemista de Planta de Piscicultura
y Represa para la cría de truchas,
generó desde sus inicios problemas de abastecimiento de agua potable para
Anillaco. Debemos sumar a esto el incumplimiento de dicho emprendimiento, de
generar una razonable cantidad de puestos de trabajo, a cambio del agua para la
cría de esturiones y también el nauseabundo olor de los efluentes de la planta
que corren por los canales de la principal calle del pueblo y que afecta
particularmente a los vecinos del barrio La Pampa de esta localidad.
Este
conflicto se repite cada año, sobre todo en la época estival, cuando el calor
produce una significativa merma del agua, y cada año se renuevan las promesas gubernamentales
y de los dueños de la Villa de los esturiones y el caviar de dar soluciones al
problema, pero ni los unos ni los otros cumplieron con su palabra. Pero este
año, ya a principios de Octubre comenzó el desabastecimiento del agua en
algunos barrios, lo que puso en alerta a toda la comunidad de este pueblo.
Este
año, junto a la temprana reiteración del problema, llegó la convicción de casi
todos los ciudadanos de esta localidad, de que este emprendimiento privado es
fatalmente inviable en esta región, teniendo en cuenta del factor
climático-ambiental, el creciente aumento de población humana y la creciente
demanda de agua de esta empresa.
En
el día de la fecha se firmó un Acta compromiso con plazo acordado, para dar una
solución definitiva al problema. Tan solo una respuesta convincente por parte
de las autoridades del IPALAR pondrá fin al conflicto.-
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