El 25 de agosto de
1913 nacía en la casa donde aún vive, Luis Reyes Vera. Un chuqueño que ayer
celebró con todo el pueblo su centenario cumpleaños. En una nota publicada en
un medio local don Luis recordó los orígenes de su familia entre otros temas,
con notable lucidez. Aquí la compartimos.
En
la fría jornada del domingo los vecinos de Chuquis compartieron con don Luis
Reyes Vera, una misa celebratoria en la iglesia de la Virgen del Rosario,
patrona del lugar. A posterior se trasladaron a las instalaciones del club para
compartir un brindis.
Hijo
de Eusebio Reyes Vera y Eduviges del Rosario Fernández, sus hermanos fueron
Euclides que vivió muchos años en Rosario, Vicente que murió en 2012 días antes
de cumplir 104 años, Víctor que también vivía en Rosario y que murió en un
accidente de tránsito en el dique San Roque, en Córdoba, y tres mujeres Ofeliz,
Estela y Berta.
Sobre
el origen de los Vera, don Luis detalló que “vinieron de Malanzán, había en
Malanzán un caudillo tipo militar que había dicho ‘al que no me quiera
acompañar lo hago matar’. Ante ello varios decidieron fugarse hacia Famatina,
después a Aimogasta, luego a Pinchas y por último a Chuquis.
Don
Luis también recordó sus años de escuela “en ese tiempo la escuela funcionaba
en la casa de Doña Ricarda de la Vega. Ya no existe más, yo hice hasta cuarto
grado por que no había más”.
En
tanto sobre sus primeros juegos infantiles mencionó “la pelota de trapo, el aro
de la bordalesa que la empujábamos como si fuese una ruedita, la varilla de
visco que hacía de caballito, las bolitas que al principio eran los botones de
las camisas o los pantalones, o hacer bañaditos después de la lluvia, una
especie de teléfono que hacíamos con tarritos agujereados y unidos por un hilo.
A
mí particularmente me gustaba hacer casitas de barro y piedra y les ponía techo
de jarilla. Cuando más grande no pude aprender a jugar al truco pero en casa
jugábamos a la escoba y a la lotería”.
Jubilado
como “peón rural porque no había otra cosa”, en cuanto a sus años de trabajo
don Luis relató que “la única vez que salí de Chuquis fue para trabajar en una
mina de Mendoza pero aguanté nada más que cuatro meses y me volví cuando el
capataz nos dijo que tengamos cuidado porque podía haber derrumbes y nosotros
estábamos a más de 50 metros bajo tierra.
En
Chuquis trabajé en la construcción del canal de la Quebrada Grande, de la
escuela actual, en los canales de riego como picapedrero con Rosa Toledo,
Tiburcio, Alejo, Dardo, Jaime y otros.
A
mí me gustaba mucho arar la tierra pero con el arado de palo, antes de que
apareciera el arado de fierro. Mi padre me enseñó a manejarlo”. Recordó que “en
las fincas teníamos nogales, después vino la chochera por el olivo que trajimos
de Aimogasta, pero principalmente la viña de uva común teníamos, que era la
mejor para hacer pasas colgando los racimos bajo techo, y las otras variedades
para hacer vino, la ferra, la torronta, la favorita”.
ENTRE RADICALISMO Y
PERONISMO
La
política no fue un tema ausente en la charla con don Luis, “el abuelo Ramón era
radical. Cuando aparece Perón siguió siendo radical pero un día dijo “me gusta
ese hombre porque está corrigiendo muchas cosas que se están haciendo mal”. Una
vez eligieron a un candidato de otro bando y él no estuvo de acuerdo y fue así
que dejó de meterse en política”.
En
respuesta al uso de la radio y la televisión, don Luis aseguró que “sí veo
televisión, pero antes era mejor, había programas más interesantes. Ahora hay
muchas macanas, para niños, para jóvenes, puros chimentos que no me llaman la
atención. Por mi sordera casi no escucho radio. Muchas veces depende del metal
de voz, por ejemplo esos teléfonos chiquitos, sí los oigo lo más bien”, expresó
en referencia a los celulares.
Como
no podía ser de otra manera, la historia de don Luis también se relaciona con
la de Pedro Ignacio de Castro Barros, “mi abuela Vicenta había heredado la
imagen de la Virgen de la Merced que había pertenecido a Pedro Ignacio de
Castro Barros. Después la familia decidió dársela al Padre Pelanda para el
museo que hoy se conserva en una urna de madera”.
Para
finalizar y respecto a su salud, don Reyes Vera explicó que “estoy un poco
sordo. La nieta de mi amigo Jaime Fuentes, Silvana, me prepara la comida y me
atiende a la mañana, no tengo problemas con la comida, como de todo. El resto
del día la paso. Uso lentes solamente para leer cuando se me cansa la vista
porque me gusta mucho leer y leo el diario para estar al tanto de lo que pasa”.
Por
último hizo mención a su soltería, “no es que no me gustó ninguna mujer sino
que cuando yo era joven la vida era muy dura y yo dudaba si la iba a poder
mantener. No tuve ninguna novia, no llegué a concretar ninguna relación”.
Nacido
en la casa donde aun hoy vive, el 25 de agosto de 1913, don Luis concluyó “a
veces me pongo a pensar y recordar. Extraño las conversaciones con los amigos
pero ya se han muerto todos. Me siento feliz, cuando era joven no me imaginé
que iba a llegar a los cien años”.
Fuente: El
Independiente
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