jueves, 22 de agosto de 2013

OTRO ESPACIO PARA LA NOSTALGIA


Por Félix R. Guerrero – La fotografía muestra un terreno de Anillaco, que hasta hace menos de un mes, era un espacio libre, encrucijada de infinitas sendas y hábitat de especies animales y vegetales. Llegaron las máquinas arrasadoras y se devoraron ese pedazo de naturaleza en estado puro. La fiebre progresista que lleva como bandera “La Costa Turística”, está devorando a ritmo acelerado el atractivo puro y natural de este valle, y también se come su historia.

 “La utilización sostenible de la tierra es un requisito para hacer salir a miles de millones de personas de la pobreza, facilitar la seguridad alimentaria y nutricional, y salvaguardar las existencias de agua; además, constituye la piedra angular del desarrollo sostenible.”

BAN KI-MOON Secretario General de las Naciones Unidas

Cada vez que nos suceden “Tiempos electorales”, algo se pierde irremediablemente. Ciertamente no me refiero a los despilfarros de dinero en inútil propaganda o a las erogaciones en concepto de dádivas, recompensas o importación de votos foráneos. Me refiero, en este caso, a la pérdida de espacios públicos.

Este fenómeno surge debido a la urgencia de “mostrar algo” tangible, contundente y perdurable como las  cicatrices en el alma. Hay que mostrar algo que proporcione imagen de progreso, a modo de anclaje para que el viento de la memoria colectiva, no se lleve a los fatuos discursos prometedores.

La fotografía muestra un terreno ubicado entre las calles Los Terebintos, Progreso y Guada, del barrio Virgen del Valle, en la localidad de Anillaco, que hasta hace menos de un mes, era un espacio libre, encrucijada de infinitas sendas y hábitat de especies animales y vegetales. Llegaron las máquinas arrasadoras y se devoraron ese pedazo de naturaleza en estado puro.

Cuando los pueblos crecen por causas naturales, es decir por la reproducción de sus habitantes, surge la natural necesidad de ampliar los espacios para la vivienda humana; pero cuando “los políticos” de turno, en su afán de mostrar un falso desarrollo con forzado crecimiento demográfico, abusan de ese patrimonio, y se produce un grave desbalance de recursos naturales, es decir, se quiebra la relación lógica entre crecimiento urbano y sustentabilidad del mismo.

Ya el año pasado se registró una acusada crisis por falta de agua para consumo humano en Anillaco, cuando destinaron dos bombas de la red para la “Villa de los esturiones”.

Cuando ese futuro barrio en el terreno de referencia esté construido y habitado, demandará una importante cantidad de agua, pero de la quebrada seguirá bajando la misma cantidad o menos, del precioso líquido.

La fiebre progresista que lleva como bandera “La Costa Turística”, está devorando a ritmo acelerado el atractivo puro y natural de este valle, y también se come su historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario