P. Omar Quinteros, Cura Párroco de Famatina – Especial para
La Bocona - Al conmemorar un aniversario más de nuestro
departamento Famatina y Ciudad de Todos los Santos de la nueva Rioja y dada la
situación imperante en nuestro Departamento, me permito compartir con ustedes
una profunda reflexión. Creo que la ocasión lo amerita…
Estamos viviendo un
acontecimiento histórico y social que a todos debiera llenar de alegría y nos
tuviera que encontrar a todos unidos para celebrar, pero este clima de festejo
se desdice con la realidad que nos toca vivir como departamento y provincia.
Hay situaciones en la
vida de nuestro pueblo que nos marcan y parece que sus connotaciones negativas
no van a pasar a más, pero mientras haya minerales en nuestro majestuoso
Famatina estaremos en la mira de buitres hambrientos de saqueo y devastación
dispuestos a aterrizar en nuestro territorio aún contra la autodeterminación de
nuestros pueblos. Los hechos que ya nos acontecieron no nos pueden hacer mas
daño, pero sí tenemos la necesidad ética de aprender de ellos para que no
vuelvan a repetirse. El evangelio nos enseña que lo que no se asume no se
redime. Ni la agresión, ni la huida, ni la inmovilidad son buenas soluciones.
Uno de los factores
más dañinos para desentendernos como argentinos son los caudillismos y la
soberbia de los que ostentan cargos. Los caudillos no buscan una sana división
de poderes, la coparticipación y la fraternidad, sino la gobernabilidad a
cualquier precio. Si nos dirigen caprichosamente no tendremos políticas
públicas, previsibilidad y desarrollo. Frente a esto siempre me llamó la
atención la humildad y la falta de autoritarismo de Jesús, incluso cuando sus
discípulos discutían sobre quién era el más importante, Jesús dirimió la
disputa diciendo que era el que más servía a los demás. Jesús elije ser el hijo
del hombre que no vino a ser servido sino a servir. Es en el servicio
desinteresado a los demás, donde el poder se legitima y es en el respeto a
todas las instituciones donde el país se engrandece. Cuando los legisladores y
gobernantes juran como representantes desempeñar fielmente sus cargos,
defendiendo el estado de derecho de todos los ciudadanos, y piden que si así no
lo hicieran, Dios y la Patria se lo demanden, no pueden desoír el clamor de la
opinión pública y el sentir de la buena fe de la población, porque es ahí donde
Dios y la Patria reclaman.
Un gobierno que no
dialoga con todos los actores y sectores, está inmerso en una crisis
existencial, porque el diálogo y la paz social no se decretan, no se imponen:
se proponen y se construyen cada día desde la verdad, la justicia y la equidad;
no desde la mentira, la traición y la impunidad.
La libertad no es
hacer caprichosamente lo que queremos porque la libertad está unida a todos los
valores. Nuestro erario público provincial es un índice de cómo se maneja todo
de manera discrecional y coercitiva; no rendirle cuentas a nadie; firmar un
convenio con la multinacional Osisko a espaldas del pueblo y sin licencia
social alguna; imponer municipios paralelos y confiscar fondos el pueblo de
Famatina, no es libertad: es libertinaje. Es un atentado contra ella.
Cuando el Evangelio
nos dice que no podemos servir a Dios y al dinero, no quiere decir que el
dinero es malo, sino una advertencia al anteponer la lógica del poder, de
comprar voluntades, de manipular a las personas a través del manejo
discrecional de los fondos y de los medios de comunicación. Esta parábola nos
quiere decir que el dinero está al servicio de los valores superiores y no al
revés. Muchos disputan el poder como si se tratara de un botín de guerra. Frente
a esta calamidad solo podemos decir que el poder, al igual que el dinero, será
siempre un valor relativo subordinado a los valores supremos de la vida, el
amor, la verdad y la libertad.
Trabajemos por un compromiso
ciudadano que nos haga plenamente libres. Para ello nos hace falta un gobierno
que no sea partidista, que no viva en campaña dentro de sus funciones y nos represente
a todos los ciudadanos; a un poder legislativo que no sea una escribanía del
poder ejecutivo y un poder judicial independiente que garantice la igualdad
ante las leyes, y que los delitos no queden impunes. Necesitamos organismos
autárquicos que garanticen la transparencia de todas las labores del estado.
Sin instituciones sanas es difícil ejercer nuestro federalismo y soberanía.
Pasamos de una privatización atroz de todos los servicios en los años noventa,
a un sistema con intervención estatal que promueve el negocio entre amigos,
donde no queda claro el modelo, ni hacia dónde vamos, en el cual se manejan
discrecionalmente la coparticipación y los fondos, promoviendo alianzas
espurias y atentando contra nuestro federalismo.
Los personalismos y
la obsecuencia se han instalado en la esfera pública y no el debate de ideas
para lograr proyectos consensuados como la coparticipación Municipal y no
proyectos impuestos como el de la mega minería a cielo abierto.
Abramos nuestra
conciencia, porque sino los arbitrios y los despotismos serán los que nos
gobiernen. Cultivemos nuestro compromiso evangélico que nos ayude a poner en
orden a nuestra casa. Para eso necesitamos un cambio de mentalidad para
dialogar, para trabajar en red y para democratizar nuestras instituciones.
Necesitamos seguir más de cerca a Jesús.
Hoy no podemos
marchar unidos. Nos hace falta integrarnos a círculos virtuosos de diálogo,
donde se potencien todos los factores para una sana convivencia, para una vida
mas digna, justa y equitativa, en armonía con el entorno natural que nos rodea.
Por eso, una vez más,
señor, te decimos: Jesucristo señor de la historia te necesitamos, nos sentimos
heridos y agobiados, amenazados en nuestra paz social y en nuestro diario
vivir. Precisamos tu alivio y fortaleza para seguir defendiendo la vida,
nuestros cerros, nuestra agua, nuestro aire y a nuestro pueblo.
Danos la valentía de
la libertad de los hijos de Dios, danos la sabiduría del diálogo y la alegría
de la esperanza que no defraudan. Tu nos convocas aquí y estamos de pié junto a
san Nicolás, Santa Rita, el Cristo articulado y al Niño Gualco que desde Angulos
nos dice como en cada peregrinación, como en cada eucaristía, FAMATINA, LA
RIOJA, LA ARGENTINA, CANTA Y CAMINA… BENCICIONES!
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