Por Oscar Laborde * -
La
visita del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a nuestro país tiene
y tendrá una enorme repercusión. La presencia de un mandatario del Gran País
del Norte para una reunión bilateral se dio contadas veces (Roosevelt,
Eisenhower y George W. Bush lo hicieron en gira a varios países de la región o
cumbres de mandatarios). Solamente la visita la visita de Bill Clinton y la de
George Bush padre para reunirse con Carlos Menem se registran como antecedente.
Es
evidente las conveniencias para Obama y para los EE.UU. de su presencia en
Argentina. En su última entrevista con la CNN el presidente norteamericano
dijo: “creo que la Argentina es un buen ejemplo en cuanto a las relaciones de
Estados Unidos con otros gobiernos” y que “Cristina tenía una retórica que data
de los años 60 y 70, y no de la actualidad”, “... sus políticas eran siempre
antiestadounidenses”
Respecto
de su viaje a Cuba, la primera vez que un presidente estadounidense pisa suelo
cubano en casi 90 años, Obama afirmó que “es el punto culminante del mucho
trabajo que hemos hecho en América Latina”. Señaló que, cuando asumió la
presidencia, “el prestigio de Estados Unidos en la región era muy bajo, con
figuras como Chávez y el ALBA en ascenso. Había mucha sospecha con respecto a
las intenciones de Estados Unidos y mi política fue entablar una relación con
base en el interés mutuo, el respeto mutuo, en vez de entrar en competencias de
insultos con Chávez. Dimos un paso atrás para atraer tanto a los amigos como a
los adversarios en la región”. Más claro, agua.
Después
del rechazo al ALCA, EE.UU. se propuso recuperar terreno rápidamente en la
región. Firmó tratados de libre comercios (TLC) con varios países, creó la
Alianza del Pacífico, un modelo de integración alternativa al Mercosur, colaboró
con la destitución de los presidente Fernando Lugo y Mel Zelaya, apoyó
movimientos desestabilizantes en Ecuador y Bolivia, y hostigó de varias maneras
a los pilares de la integración regional Brasil, Venezuela y Argentina. La
simpatía y solidaridad con Cuba en América latina –y la necesidad de tener un
organismo propio y no subordinado a la los EE.UU., como es la OEA– gestó la
Celac (que es la OEA menos Canadá y EE.UU., más Cuba). Necesitaba Norteamérica
recuperar la legitimidad de ese organismo, y por eso, como dice Obama, dio un
paso atrás y se acercó a Cuba para congraciarse con la región.
Norteamérica
impulsó, alimentó, dio argumentos y contenidos a una nueva derecha no
tradicional, como Henrique Capriles en Venezuela, Sebastián Piñera en Chile,
Mauricio Rodas en Ecuador, Luis Lacalle Pou en Uruguay, Aécio Neves en Brasil,
Sergio Massa y Mauricio Macri en Argentina. Utilizó los medios de comunicación
para instalar y propalar sus virtudes de modernidad, sentido común, actitud
descontracturada (una derecha sin corbata), amiga de los EE.UU., enemiga de los
populismos y convocantes a “volver a la normalidad”. Que es en realidad dejar
en el olvido los últimos años, y que” los ricos no pidan permiso”, que “pobres
habrá siempre” y que “EE.UU. es el gran hermano del norte que hay que
obedecer”. Obama viene a la entrevista con Macri para demostrar que aquel plan
que contó en la CNN dio resultado, y mostrar a nuestro Presidente como el
ejemplo de ese logro. Es uno de sus muchachos.
Ahora
bien, ¿a nosotros en que nos conviene esta visita? Siempre nuestra relación con
Norteamérica fue poco útil. Somos competitivos en los temas productivos y de
comercio exterior, el terrible desarrollo tecnológico nunca fue compartido en
lo mas mínimo, jamás recibimos colaboración financiera que ayudara a nuestra
Nación y que no enriqueciera aun más a los bancos, apoyaron todos los golpes de
Estado en nuestro país, y cuando debieron cumplir con el Tratado Interamericano
de Ayuda Recíproca (TIAR) en nuestro conflicto con el Reino Unido en Malvinas y
colaborar con nosotros, jugaron con los británicos.
No
hay en agenda de la visita ningún convenio ni proyecto favorable para nuestro
país, solo la propuesta de volcarnos de lleno al libre comercio, con la
posibilidad de firmar un TLC con EE.UU., ingresar a la Alianza del Pacífico e
incorporarnos al Tratado Transpacífico. Desprotegiendo con esas acciones
totalmente a la industria nacional, favoreciendo a los grandes exportadores y
exponiendo a nuestras pymes a una agonía que ya conocimos en los 90. Está claro
las ventajas que espera obtener Obama, ¿pero cuál es el beneficio de la visita
y de volver al alineamiento automático para nuestro país y nuestro pueblo?
*
Director de Instituto de Estudios de America Latina-CTA.
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