La designación del nuevo Papa ha sobrevenido una avalancha de
información, opiniones, alabanzas y críticas. Luego de la renuncia de Benedicto
XVI adjudicada a sus problemas de salud, pero realmente fruto de la inmensa
crisis que atraviesa la iglesia católica como institución, pocos eran los que
esperaban un pontífice latinoamericano y menos argentino.
“Las mujeres son
naturalmente ineptas para ejercer cargos políticos”… “El orden natural y los
hechos nos enseñan que el hombre es el ser político por excelencia; las
escrituras nos demuestran que la mujer siempre es el apoyo del hombre pensador
y hacedor, pero nada más que eso” Jorge Bergoglio, Papa Francisco I. Fragmento
de su libro “El verdadero poder es el servicio”. Editorial Claretiana 2007.
La designación del nuevo Papa
ha sobrevenido una avalancha de información, opiniones, alabanzas y críticas.
Luego de la renuncia de Benedicto XVI adjudicada a sus problemas de salud, pero
realmente fruto de la inmensa crisis que atraviesa la iglesia católica como
institución, pocos eran los que esperaban un pontífice latinoamericano y menos
argentino. El pasado cónclave había dejado segundo en la votación a Bergoglio
pero su nombre no se escuchaba como candidato en esta ocasión. La salida al
balcón sin la capa púrpura y sin el crucifijo de oro fue interpretado por
muchos como una nueva señal y signo de cambio para la iglesia.
Pero no todo lo que brilla es oro y la
iglesia, a pesar de su crisis, sigue siendo una de las instituciones con más
poder. Bergoglio viene a continuar la labor fundamentalmente política de
contención del avance de los pueblos, labor iniciada por Karol Wojtyla, agente
polaco de la CIA ,
estratega en la lucha contra el comunismo en los países de Europa del Este y
Joseph Ratzinger, ex miembro de las juventudes hitlerianas y expresión del ala
ultraconservadora del Vaticano. El papa
argentino se ubica también dentro de las corrientes conservadoras de la iglesia
a pesar de su supuesto enfrentamiento con Ratzinger y tiene como característica
una fuerte inclinación a la política fundamentada con una sólida formación
académica.
Además pesan sobre su
historia la acusación de haber entregado a dos curas de su congregación a la
dictadura militar, cuestión por la que declaró ante la justicia en el año 2010.
Como presidente de la
Compañía de Jesús de la Argentina habría quitado la protección a los
curas Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes hacían trabajo social en la
villa de Flores y fueron secuestrados en mayo de 1976, al inicio de la
dictadura. Los curas en testimonios posteriores afirmaron que Bergoglio les
había aconsejado abandonar el trabajo social.
Ya como Arzobispo fue uno de
los principales enemigos de la sanción de las leyes de Matrimonio Igualitario y
aborto legal, así como un operador político de la oposición de derecha durante
el conflicto con el campo en 2008. En momentos que se debatía la ley impulsada
por el gobierno de Cristina Kirchner el religioso llamo a luchar en “una guerra
de Dios, es la pretensión destructiva del plan de Dios” refiriéndose la
posibilidad de que las personas del mismo sexo puedan casarse ante la ley
argentina.
Con un perfil de austeridad
propio de la conducta de un jesuita, el Papa descartó su primer viaje en
limusina por un colectivo a la salida de la capilla Sixtina. En palabras de
Luis Baronetto ha sido una victoria de los jesuitas y los pastoralistas en
relación al Opus Dei. Para el filósofo y teólogo Rubén Dry es “una mala noticia
entre las malas noticias que esperábamos. Bergoglio expresa la concepción de
iglesia que fue elaborada y construida por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Va a
ser un Papa de Tercer Mundo que legitima una iglesia que está en contra de los
procesos de liberación tercermundista.”
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