Por
Félix R. Guerrero - La profecía
de que la próxima gran guerra mundial será por el agua, que parecía tan lejana
en tiempo y espacio ya está aquí, dijo un vecino autoconvocado, a sus
interlocutores, en la Planta Potabilizadora del agua para el consumo humano,
ubicada en el barrio La Pampa de la localidad de Anillaco.
En la tarde del jueves 5 de diciembre
un grupo de vecinos, acompañados por los Concejales Alanís, Castro y Mercado,
el presidente de la Unión Vecinal de Anillaco con su personal de la Planta
Purificadora del agua potable de la localidad mencionada, un oficial de la
Policía local, empleados del Consorcio de agua de riego, reporteros de las
radios LA BOCONA y Velazco mas vecinos de la
localidad, se reunieron con el propósito de interiorizarse del problema de
falta de agua de consumo domiciliario que está empezando a afectar a muchos
usuarios del servicio en esta localidad.
Apenas comenzó la ronda de
opiniones salió a la luz el motivo principal de problema: la disputa entre una empresa que inscribió el ostentoso nombre de
“Villa de los Esturiones” al establecimiento de piscicultura que se construyó
durante el auge menemista y, los derechos de los ciudadanos al vital líquido.
En vista de que al parecer
hay algunas entidades que desconocen esos derechos o los “olvidaron” o
negociaron con toda impunidad, transcribo el espíritu de esos derechos.
El 28 de
julio de 2010, a través de la Resolución
64/292, la Asamblea General de
las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al
saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son
esenciales para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución
exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos
financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para
ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a
proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio,
accesible y asequible para todos.
Cuando la
indignación llegó a su clímax, la
espontánea Asamblea Popular se trasladó al escenario del conflicto: el
des-arenador donde se reparte el agua que va a la “Villa de los esturiones” y
la que va a la planta potabilizadora, donde se sumaron los encargados y
personal la mencionada planta de
piscicultura y el ingeniero Barrera del IPALAR oficiando de mediador. Allí se
produjo una insólita discusión mas emparentada más con una situación de colonia
bananera que de un Estado soberano: estaban en juego los derechos ciudadanos
inherentes a la salud y vida de un pueblo contra el derecho de una empresa
privada a producir caviar, alimento VIP, en la provincia más pobre en agua de
la República. La situación quedó planteada así: o se mueren los esturiones por requerir de un mayor caudal de agua o
se queda la población en grave emergencia sanitaria por falta de la misma.
Así quedó planteado el conflicto, que no será de fácil resolución, mientras no se respete la dignidad de los pueblos.
Así quedó planteado el conflicto, que no será de fácil resolución, mientras no se respete la dignidad de los pueblos.
es ciertoooo!!! se esta llevando toda el agua de la gente!! de paso q el sr Facundo Fredes se haga cargo del bebe q esta por nacer!!!
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