Por
Félix Guerrero. Despreocupado viajero, si por estos días de Noviembre vas a
Chuquis buscando el reflejo de los antiguos álamos de los estanques de Chuquis,
deja tu alma anclada en la solitaria plaza del poblado. La lluvia de la víspera
cayó en piadoso silencio sobre los bordes desnudos del centenario estanque.
Hacia el mediodía, en vano buscaron su amado refugio las torcazas
contemporáneas…
Sobre las tibias piedras de Chuquis
Posó
sus raíces en un beso
Un
peregrino álamo castellano,
Tierna
torcaz habitó el árbol inmigrante.
Eso
pasó hace ya luengo tiempo…
El hacha vengadora hirió de muerte a los
veteranos álamos que plantaron los descendientes de don Pedro Ignacio Castro Barros,
acaso los mismos que dieron letra y
sombra a la poesía de Ramón Navarro y a su estirpe de poetas y cantores.
Entre indignado y consternado llegó el
chuqueño Enrique Vera, a la librería "Castro Barros" de Anillaco, a contarnos
la infausta noticia. Guillermo, ocasional fotógrafo del equipo de La Bocona, sin siquiera consolarlo,
tomó una cámara y partieron presurosos a registrar las imágenes de los abatidos
álamos del estanque de piedra y el
“estanque grande”. Con la prontitud que
el caso requería, averiguamos si el
responsable de Medio Ambiente de la Municipalidad departamental tenía
responsabilidades en el hecho. El intendente Del Moral nos explicó que esa
Institución desconocía el caso y que ellos no dieron órdenes por que los
estanques públicos son de competencia de
los Consorcios de riego de las localidades costeñas.
Sea como quiera que sean las
responsabilidades institucionales y sus competencias y atributos, lo cierto es
que el patrimonio paisajístico del departamento se encuentra en total
indefensión y orfandad.
La rigurosa realidad es que las áreas,
secretarias o direcciones municipales que tienen que ver con Medio ambiente y
turismo, por negligencia o simple desidia, mantienen una actitud de profunda
pasividad, inmovilidad y apatía. Parece que no se da la necesaria interconsulta
e interacción entre las instituciones
del Municipio y las intermedias a la hora de tomar decisiones drásticas; parece
que no hay conciencia de la perentoria necesidad de proteger y acrecentar los
atractivos turísticos de los pueblos. ¡Ni hablar de belleza, de poesía, de
historia y memoria!
Este dolor retroactivo y esta indignación
póstuma, sirvan de presta reacción del instinto de conservación de nuestras
autoridades que actúan como aciagos dioses de la destrucción, manipulando la
vida como si tuviesen la capacidad de resucitar a una bacteria; desbaratando la
belleza como si fueran capaces de construir un cielo estrellado.
Que la reacción del noble Enrique sirva de
ejemplo y advertencia.
Menos unión vecinal...
ResponderEliminarusted creen que lo talaron porque si??? lo hisiero porque las raices estaban rompiendo el muro del estanque.. payasos
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