Por
Juan “Alilo” Ortiz - Como
tantos otros riojanos, acabo de conocer, primero con sorpresa y después con
inmensa alegría, la actitud asumida por nuestro Obispo y su grupo de
colaboradores ante el ya prolongado conflicto, suscitado con el Instituto
Superior de Formación Docente “Pedro Ignacio de Castro Barros”. (Además carta
del Obispo al Gobernador NdR)
En primer término, centra la
cuestión en su aspecto principal: la formación de quienes tendrán la tremenda
responsabilidad de formar a las nuevas generaciones de riojanos. En segundo
término, levanta la voz para señalar un principio fundamental que poco a poco
hemos ido dejando de lado: “el conflicto no puede ser ignorado o disimulado,
sino asumido”.
Un criterio propuesto y
sustentado por nuestro Papa Francisco. Y en tercer término, superando la
crítica fácil, asume la actitud de aportar su granito de arena para superar el
problema, aunque ello afecte algo tan “sagrado” para los riojanos como es el
santuario de San Nicolás. Y aunque no es lo ideal, añade “pongo a disposición
las aulas de la Pío XII”.
Una verdadera lección, no en
la línea del bla bla y los consejitos, sino concreta y contundente, que ojalá
todos, TODOS, le prestemos una profunda y comprometida atención.
Pero como no puedo con mi
genio, esta actitud del obispo y sus colaboradores me sonó algo conocido. Por
un lado, me recordó aquel pasaje del Evangelio de San Mateo (capítulo 14)
cuando los apóstoles le plantearon a Jesús el problema “este es un lugar
desierto y esta gente necesita comer”.
Pero como el problema no es
nuestro sino de ellos “despídelos para que vayan a otra parte a comprarse
alimentos”. Ya conocemos el final de la historia: “pongan lo que esté al
alcance de ustedes y la solución llegará … cinco mil personas saciaron su
hambre y sobraron 12 canastas”.
De lo que también me acordé
es de un caso de 1829. Córdoba atravesaba un grave problema: se estaban
quedando sin alimentos, porque los hombres habían dejado de sembrar maíz,
zapallo, poroto, etc. para ir a los campos de batalla. Castro Barros, a cargo
de la diócesis, se dirige al gobernador Paz diciendo: “El diocesano no puede
ser un frío espectador de las gravísimas urgencias del Estado.
En esta virtud,
sobreponiéndose a las molestas críticas de la muchedumbre ignorante o
maliciosa, ha determinado que pasen a la caja principal (del Estado) en calidad
de empréstito, para prendas o garantías, todas las piezas de plata menos
necesarias al culto”.
También él centra la
cuestión en el aspecto principal (la gente necesita comer) levanta la voz para
señalar el principio fundamental (el problema es de todos los que integramos
esta sociedad, no podemos quedarnos mirándolo como curiosos y criticando desde
la vereda del frente: debemos asumir el conflicto) y decide sumar su granito de
arena en procura de una solución (ofrece lo que tiene, en este caso objetos
destinados al culto), sin importarle las críticas “de la muchedumbre ignorante
o maliciosa” (si el gobernador Paz era unitario o federal, cuestión que algunos
historiadores continúan discutiendo e interpretando su actitud como apoyo al
“unitario”… si Beder acertó o se equivocó en el destino del viejo edificio de
la Escuela Normal; si está bien o mal lo del ex edificio del Correo o la demora
en la construcción de un edificio nuevo).
Lo realmente importante es
posibilitar que los alumnos puedan estudiar, porque está en juego el futuro de
La Rioja. ¡GRACIAS! Padre Obispo por su gesto y por la enseñanza que nos deja.
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La Rioja, 24 de abril
de 2014.
Señor Gobernador de la
Provincia de La Rioja
Dr. Luis BEDER HERRERA
Presente
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De nuestra consideración,
Tenemos el honor de dirigirnos al Señor
Gobernador en relación con una problemática que golpea nuestro corazón de
pastores y nos pide una respuesta que contribuya al bien común de esta querida
provincia.
Hemos seguido con preocupación la
prolongada protesta de los estudiantes del Instituto Superior de Formación
Docente “Pedro Ignacio de Castro Barros” en su reclamo de una Sede para su
institución. Las escenas de desalojo ordenadas judicialmente nos provocan una
gran congoja y nos hacen temer por los jóvenes y docentes afectados.
Sabemos que se están buscando soluciones.
Pero no desconocemos la escasez de recursos económicos para afrontarlas así
como la situación económica general que aqueja a diversos sectores de la
población. Por todos estos motivos, ponemos en su digno conocimiento nuestra
decisión de declinar la continuación de las obras de restauración de la Iglesia
Catedral iniciadas en tiempos del obispo precedente y cuya primera etapa está
concluyendo.
Agradecemos su deseo de cooperar
institucionalmente con la restauración de la Catedral por su significación para
nuestra ciudad. Quizá en el futuro podamos terminarla con la contribución
voluntaria de la población. De todas maneras, no nos parece lo más importante
hoy. Le pedimos que se pueda destinar ese dinero a la oportuna edificación de
la Sede del mencionado Instituto de Educación superior.
Nos enseña el Papa Francisco en su carta
La alegría del Evangelio (nn. 226-228). “El conflicto no puede ser ignorado o
disimulado. Ha de ser asumido. (…) De este modo, se hace posible desarrollar
una comunión en las diferencias, que sólo pueden facilitar esas grandes
personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los
demás en su dignidad más profunda. Por eso hace falta postular un principio que
es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al
conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se
convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los
conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme
que engendra nueva vida.”
Como sabemos que esto llevará su tiempo,
queremos ofrecer también nuestra parte de ayuda a las dificultades planteadas,
poniendo a su disposición en horario vespertino, las aulas del Colegio Pío XII
primario, para que se dicten allí las
clases en tanto se finaliza la obra.
Amamos a nuestra provincia y por eso
valoramos la educación y la nobleza del servicio de enseñar para el que se
preparan estos jóvenes. Recurriendo a las palabras del poeta decimos “qué lindo
oficio, magia del pueblo en las aulas,
milagro de alfarería, sonrisa de la mañana “
Pedimos a Dios la bendición de Dios para que
todos, gobernantes y ciudadanos, convivamos en paz, ejerzamos en libertad y
respetuosamente nuestros derechos y luchemos sostenidamente por el progreso
material y espiritual de todos y cada uno.
Que San Nicolás interceda ante nuestro
Padre Dios por quienes conformamos este maravilloso pueblo riojano para que podamos ver con alegría la feliz
prosecución de tantos esfuerzos encaminados a consolidar en nuestra provincia
el dinamismo de la educación en sus distintas ramas y niveles.
Con nuestra consideración más respetuosa
en el Señor.
Marcelo Daniel Colombo, Padre Obispo y
Presbiterio de La Rioja
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