Por
Félix R. Guerrero – Navegar en las turbulentas aguas de esta
Costa sin mar ni playas, es tarea difícil para un viajero experto, tanto mas
para un marino novato. Un golpe de timón adverso puede desbaratar el viaje.
Pero hay que seguir viajando. Es la ley del navegante.
La rutina del barco es una medicina excelente para los
corazones dolidos y también para las cabezas doloridas; yo la he visto calmar -
al menos durante cierto tiempo- a los espíritus más turbulentos. Hay salud en
ella, y paz, y satisfacción por la ronda cumplida; porque cada día de la vida
del barco parece cerrar un círculo dentro de la inmensa esfera del horizonte
marino.
J.CONRAD
He replegado las velas sobre el mástil mas
pequeño, pero no quito mi vista del horizonte: allí se revuelcan montañas de
espuma amenazante; vuelvo mi vista atrás, la historia viene empujando
implacablemente trayendo en su proa el polvo de los siglos. No se nos permite
parar.
Debo encontrar la palabra justa, el lenguaje
adecuado. Debo ajustar la brújula de los sentimientos, de las precepciones
colectivas, de las interpretaciones actuantes. No hay lugar para el error, pero
el que camina, en algun momento pierde el paso y cae pero pero sabe que es
preciso levantarse y seguir caminando. Quien yace indiferente en el suelo no
sufre de estos trabajos.
Nuestra comunidad costeña posee una rica
tradición cultural, que como la de todos los pueblos andinos y pre-andinos está
en estrecha relación con el contexto geográfico en que está cimentada. Su fisonomía social está impregnada en el espítitu mítico que atesoran las
profundidades de las quebradas y las alturas de las cumbres infranquebles al
paso del profano.
Pero a ese espíritu mítico hay que buscarlo
en los mayores que vivieron pastoreando cabras quebradas adentro. Las nuevas
generaciones, en la medida en que fueron bajando al llano y a la modernidad
fueron perdiendo esa cosmovisión de la vida y la naturaleza. A manos de la
“civilización”, el consumismo y sus trampas se fue perdiendo paulatinamente la
noción racional de vida y muerte. Sartre dice. “La emoción es un modo de ser de
la conciencia. Sin embargo, una y otra representan actitudes diferentes. La
emoción emerge en circunstancias en las que la adversidad sobrepasa nuestras
fuerzas, trasladándonos a un ámbito afectivo y mágico que reúne una tristeza
pasiva y un abandono de la responsabilidad. La soberanía de la conciencia, en
cambio, se restablece cuando se disuelve el estado emocional y se desvanecen
las relaciones mágicas con el mundo”.
He estado esperando pacientemente que se
restablezcan las emosiones exacervadas y aflore en plenitud la soberanía de la
conciencia. Conciencia de vida y muerte. De vida conciente y de muerte digna.
Muchas veces hemos dicho desde FM LA BOCONA, que acá en La Costa no
nos sobra ningún habitante; que lamentamos la partida natural de nuestros
enfermos y ancianos cuando les llega su hora. Pero jamás nos resignaremos ni
aceptaremos pasivamente una muerte evitable.
Se me ha pedido que respete la muerte de los
muertos; yo pido que se respete la vida de los vivos. De lo primero me hago
cargo. ¿Aguien se hizo cargo de lo segundo? Pregunto porque siguen sucediendo
accidentes de transito en La Costa y en la Provincia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario