Se terminaron las vacaciones y como quien comienza las clases, con la
punta del lápiz bien filosa, nos
proponemos reflejar para usted el
comienzo del año político, que tras el receso de verano empieza a sacarse la
modorra y a mostrar su cara. Los
diversos actores de la vida política vuelven a hacerse visibles con sus
posiciones y temas de debate, frente a
un año que estará signado por las elecciones legislativas.
Lo que esperamos en
este contexto, como medio comunitario, es poder acercar nuestra mirada a las
prácticas de la política electoral, no
para indignar sino para entender nuestra realidad.
Lo que se juega en
estas elecciones no afecta mucho la estabilidad del oficialismo provincial ya
que las bancas en juego, en líneas
generales, son de la oposición. El tema es que mientras ésta se termina
de armar el círculo más obsecuente del bederismo fustiga a la oposición por su falta de
proyecto. Sin dudas esta no es la
mejor actitud para abrir un debate
político pre-electoral, semejantes
excesos de confianza nos llevan indefectiblemente a pensar si se
corresponden con sus desempeños en la función pública, y lamentablemente de eso
poco se habla.
Pero el lado b de la
realidad existe, aunque tenga poca prensa; la realidad de los sueldos
precarizados de los estatales, para quienes no hay paritarias; y donde está el
seguro de salud que anunció el Ministro Luna como respuesta al déficit de salud?;
o el trabajo para los jóvenes y la prevención de la delincuencia?. Donde está
el balance de lo realizado por el Ministro Álvarez?. Esto para nombrar solo
algunas de estas realidades. Mucho más tabú aún es la crisis del agua que casi
le moja el despacho al gobernador. Estamos hablando de problemas estructurales serios pero que no motivan
muchas declaraciones ni proyectos.
El agua
El déficit
histórico en obras hídrica de nuestra provincia es inocultable, llegando en
el verano a situaciones críticas tanto
para habitantes de ciudades enteras como para miles de productores
tradicionales que sobreviven año a año sin una política de estado que los
contenga.
Como justificar la
inacción del estado ante esta realidad
pues de nada sirve excusarse tras funcionarios de segunda
línea. El problema pasa por la concepción
política que se ejerce desde el
estado y en este punto es notorio que la
obstinación del oficialismo en proyectos de corte liberal lo alejan de una
realidad tan grande como la provincia misma.
Problemas tan crónicos
como el del agua, no solo la potable, sino también la necesaria para el
desarrollo productivo carecen de un abordaje acorde desde el estado y la única
explicación que cabe es la indiferencia política.
Lo real es que hay
miles de pequeños productores ganaderos y agrícolas en nuestra provincia que se
aferran a la subsistencia más allá de las adversidades, pero que sin embargo
parecen invisibles a la mirada de este y anteriores gobiernos de la misma
tradición política.
En nuestro departamento
la problemática del agua también está presente, ya hemos comentado sobre los
trabajos inconclusos en la Planta Potabilizadora de Aminga, obra abandonada por
el IPALAR en los primeros días de diciembre del año pasado que volvió a dejar a los vecinos de la cabecera
departamental sin agua y con la ilusión de una solución de raíz.
En referencia a un posible
plan estratégico de producción en el departamento, la dirigencia provincial y
local iluminada, no tuvo mejor idea que perforar, sacar agua del subsuelo,
cueste lo que cueste. Prometen hacer más de ocho perforaciones aunque con el
agua que hay en superficie todavía no se produce casi nada.
Volviendo a lo político
electoral, nuestros anhelos para este periodo tienen que ver con que se discuta política de verdad, respuestas
de fondo a problemas reales y crónicos de nuestra provincia y departamento,
y no solo los delirios de poder de unos
pocos. Parece demasiado pero sin dudas la conciencia colectiva crece y la realidad es cada vez más difícil de
ocultar.
a que intereses responden estos gobierno es la pregunta, muy buena editorial
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