La madrugada del sábado una gran cantidad de efectivos policiales, alrededor de 400, desalojaron a los choferes de colectivos San Francisco y a sus familias del portón de acceso a la empresa. Con el desalojo del acampe, la lucha por los despidos y la incertidumbre ante la partida de la Empresa seguirá sin respuesta.
Mas allá de la pica entre municipio y provincia, responsables políticos de esta situación, y aunque suene trillado, la variable de ajuste no deja de ser la misma de siempre, los trabajadores. Desde ninguna órbita del Estado hubo pronunciamientos concretos al respecto. Lo que si hubo fue un excesivo operativo policial, a tono con las nuevas políticas de seguridad, que evidenció la voluntad de destrabar el conflicto por la vía de la fuerza. Esto en el mejor de los casos podrá justificarse por el lado de los usurarios pero no para las 160 familias que dependen de esa fuente laboral.
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