Por Félix R. Guerrero-Girando en la calesita universal, este sureño hemisferio vapuleado, pero aun prometedor, nos presenta promediando Agosto, un intenso caleidoscopio de historias, percepciones, nostalgias y promesas, que la sensibilidad de los costeños capitalizará conforme a su pasión, su conciencia ciudadana e intereses particulares.
Aprendo del que calla, del que miente y
engaña
el fuego soterrado que aún gime en mi pecho,
aprendo a dirigir su lava en mis infiernos
para el mejor gobierno de los mundos.
La
más antigua evocación de Agosto, escolar y consternada, me presenta al máximo
héroe de la patria, al General Don José de San Martin sucumbiendo olvidado y
nostálgico, envuelto en su capa, ante las costas de Boulogne sur Mer, mirando
al Oeste, por última vez, promediando Agosto.
La
segunda imagen dramática fue un golpe brutal y traicionero descargado por los
heraldos del infierno, sobre el obispo que amaba entrañablemente a la chaya y a
los pobres.
Si trazamos
un paralelismo entre el General San Martin y Monseñor Angelelli, encontramos
que ambos protagonistas de la historia argentina, que actuaron en escenarios
disimiles y separados por algunos siglos, sucumbieron heroicamente defendiendo
las mismas causas y luchando contra un mismo enemigo: el poder materialista,
desmesurado e irracional, llámese centralismo porteño u oligarquía vernácula
asociada a los militares golpistas.
Este
año apenas se insinuó el poderoso viento Zonda, apaciguando violentamente los
rigores del frío por unos días; las tradicionales infusiones de ruda alentadas
por las redes sociales circularon profusamente espantando a las pestes
invernales.
Y
ese año, para regocijo de los nostálgicos amantes de la cultura popular renació
de entre los rescoldos de la historia costeña, el teatro popular, costumbrista
y animado por los guionistas y actores “molinistas”, que sacudidos por ocultos
númenes de la tierra, desempolvaron sus habilidades dormidas.
Las
Cooperativas costeñas, buscan afanosamente abrirse paso, entre la hegemonía de
las economías “empresariales-sapem” para producir bienes de consumo para los
costeños sin cobrar destructivo e irreversible tributo a la Madre Tierra.
(Angelelli asiente dichoso desde algún lugar de este inconmensurable Universo).
La
tristeza también mostró su cara lacrimosa a todos los que amamos a los
gloriosos jacarandás de Anjullón, que este año no nos deleitarán con su lluvia de
pétalos azules. Este año nos mostrarán, por perversos designios de la
bestialidad humana unos conmovedores muñones producidos por desprolija e infame
hacha.
Agostó
no finalizó aun, pero nosotros despediremos a los últimos alientos del Invierno
con la larga melodía de los violines de Vivaldi, que en el segundo movimiento
evocan a fuerza de pizzicato el delicado picotear de una llovizna invernal.-
Pancho Cabral-Como esperando la vida
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