Por
Expresos políticos de La Rioja - A cuarenta y cinco años del
Cordobazo reivindicamos lo que sin duda constituye uno de los acontecimientos
más importantes del siglo XX. Fundamentalmente la unidad del movimiento obrero
estudiantil y el conjunto del pueblo cordobés rebelado contra la opresión que
se ejercía sobre él y sobre todos las organizaciones obreras populares por
parte de la dictadura autodenominada Revolución Argentina encabezada por el
General Onganía a partir de 1966.
“Siempre
es necesario encontrar las coincidencias para la acción y para la lucha en base
a la unidad. Con ello lograremos los triunfos que anhelamos, como nos enseña la
historia del movimiento obrero”.
Agustín
Tosco
Como tantos otros golpes
cívicos militares, usurparon el poder para quitar, condicionar y eliminar a
través de la represión los importantes derechos conquistados por el pueblo
argentino en años de luchas y sacrificios.
El Cordobazo fue la herida
de muerte para el régimen dictatorial. En la definición de Tosco, uno de sus
principales protagonistas, “el Cordobazo es la expresión militante del más alto
nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en
relación a que se encuentra oprimido, y a que quiere liberarse para construir
una vida mejor, porque sabe que puede vivirla, y se lo impiden quienes
especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los
días”.
Y decimos que fue la herida
de muerte del régimen de Onganía porque con él se rompen las aspiraciones del
Partido Militar, la burocracia sindical y las patronales.
Comienza así una serie de
verdaderas insurrecciones populares a lo largo de todo el país, como el
Mendozazo, en Malargue, en General Roca y Cipolleti, en el Chaco, Formosa,
Misiones, Tucumán y en nuestra propia provincia.
En realidad, todo este
proceso de movilización fue el más alto desarrollo que tuvo la lucha social,
sindical y política para ese momento histórico.
A 45 años creemos que hay
mucho por estudiar, por aprender, por debatir y sobre todo por actuar hoy, en
esta nueva realidad. Para consolidar lo que logramos y todo aquello que queda
por conquistar. El mensaje de la historia nos indica el hecho de que aquello
que se pudo soñar, construir y producir un cambio profundo nos señala la
certeza de que lo podemos recrear y construir en un nuevo contexto.
El legado de principios
éticos, morales y políticos de un sindicalismo clasista, de liberación. El
legado de una generación de luchadores sociales y políticos comprometidos con
los intereses de la clase obrera y el conjunto del pueblo.
El legado de la juventud y
los demócratas más consecuentes activando en las más diversas luchas nos
permite decir que creemos que no sólo es posible la unidad sino también
construir una manera nueva de hacer política, sin mezquindades, oportunismos y
golpes bajos.
Superando la proyección
individual en una construcción colectiva.
En esta renovada
participación de hombres, mujeres y jóvenes se va desarrollando el camino que
marcan las nuevas experiencias. Un nueva construcción, y en definitiva, una nueva
manera de hacer política.
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