“En
el perpetuo fluir del universo nada es y todo deviene, como anunció el oscuro
Heráclito efesio, al par de lo cósmico, lo humano vive en eterno movimiento; la
experiencia social es incesante renovación de conceptos, normas y valores. “ José ingenieros.
¿Que hemos visto, escuchado y vivido en distintos grados
de intensidad en la Plaza 25 de Mayo de La Rioja Capital, el día Jueves 1º de marzo próximo pasado? Vimos
y fuimos parte del enérgico fluir de un pueblo que se levanta manifestando su
ira e indignación ante la obscena
exhibición de la miseria humana de nuestros gobernantes más allá del dominio de la razón y la
dignidad humana.
Habíamos
arribado a la ciudad de Todos los Santos el jueves primero de marzo a eso de
las dieciocho, procedentes de La Costa riojana. Bajo un sol benigno y dejamos
el auto por la Avenida Rivadavia al otro lado de la avenida Perón y nos
encaminamos hacia la plaza 25 de Mayo.
La
avenida que lleva el nombre del líder
justicialista estaba desierta de automóviles pero no de personas. Seguimos a
los distendidos grupos que iban en nuestra misma dirección. Hasta la calle
Catamarca parecíamos una sola marea humana, un pueblo que caminaba hacia una
misma causa. Pero no. Al llegar a la citada calle, salieron de algún lado los
punteros y comenzaron a repartir unas tarjetitas blancas con letras en
bastardilla inglesa, que los ciudadanos presentaban a la barrera policial. Era
la gente que el Gobernador Beder había congregado a su modo. Nosotros pasamos
sin mayores problemas, sorteamos un grupo de patovicas que estaban amontonados
en la vereda y seguimos hasta llegar a la plaza de destino. Un camión por
escenario, no preanunciaba una noche victoriosa y los primeros en llegar nos
dijeron tranquilos muchachos, ya va a llegar la gente.
Pasada
una hora, ya no se podía caminar por las calles que circundan la Plaza.
Aparecía gente entusiasta y colorida de todos lados. El número de asistentes
había crecido tanto como en la movilización del 26 de Enero.
Apenas
habíamos saludado y charlado con militantes conocidos y reagrupado nuestra
tropa costeña, cuando empezaron los primeros oradores a manifestarse. Emoción,
júbilo, bronca, entusiasmo, todo mesclado en la caldera popular.
Cuando
agarraron el micrófono los chileciteños,
y famatinences y el cura Omar, exiliado
costeño en Famatina, nos dimos cuenta que esta multitud bulliciosa había
madurado. Se pasó de la protesta indignada y de la denuncia, a la reflexión
política y a comprender que en esta nueva fase de lucha, hay que enfrentar a la
contraofensiva pro-minera, a los aprietes a los sobornos, a la asociación
“ilícita” de los gobernadores cordilleranos y otros diablos sueltos.
Todos
nos fuimos con un sabor a victoria en la boca. Y la convicción de que la lucha
sigue y que hay que seguir luchando.-
FELIX R. GUERRERO
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