Por
Félix R. Guerrero - Un
árbol desgajado por el temporal, una casa abandonada y en soledad, a quien
abría de culparse: cosas del tiempo meteorológico
y del tiempo de las arenas en los relojes implacables; una esperanza trenzada
con los cabellos del viento, un porvenir desbaratado por el dispendio. A quien
abría de culparse: a la perdida hermandad.
De punta a punta de La Costa,
desandando caminos, calles y plazas, percibimos la muda queja en las cicatrices
del tiempo y de los malos gobiernos, en estos días del siglo XXI.
Pero hubo un tiempo en que
los costeños, uniendo como hermanos sus manos y sus anhelos, construyeron los
caminos, las defensas contra la creciente, los canales de riego, las paredes de
los cementerios y las canchas de futbol. Pero ese tiempo pasó.
Hoy habitan nuestros pueblos
gentes semejantes a ti y a mí, una mujer, un hombre, un viejo, un niño nacido o
por nacer, un poco incrédulos del devenir. Hoy habitan los fantasmas en la
Biblioteca Pública de Anillaco cerrada a los humanos desde hace ocho años. Hoy
habita la vergüenza amordazada de los que claudicaron ante el poder obsceno, a
cambio de un guiño cómplice y un regalo infame.
Pujllay asoma su cara mojada
por temerosas lloviznas, nostalgioso de topamientos en burro, de caras
enharinadas, de ráfagas de harina con aroma de albahaca, de cajas chayeras
tristes, profundas y alegres a la vez. Será un carnaval de los pobres este
carnaval, pero no auténticamente pobre, no dignamente pobre porque los pobres de
hoy no son consecuencia de la pobreza económica del Estado, sino de la pobreza
moral de nuestros gobernantes; hoy hay brotes de prosperidad y adelantos en
algunos pueblos costeños, pero esa prosperidad no es la prosperidad de los
costeños. Vemos viñedos, bodegas, en reemplazo de los viñedos de los abuelos;
criaderos de esturiones y otros emprendimientos solventados por el Estado. Pero
el exiguo beneficio en mano de obra no alcanza a cubrir ni siquiera la cuarta parte de la
desocupación (si consideramos como desocupados sub-subsidiados a los que viven
de un “plan jefe” del Estado).
Las autoridades municipales
y diputados ya no miran como a hermanos a sus gobernados, sino como a piezas
inertes que sirven de escalón para ganar poder. Un escalón pacifico que se
conforma con mentiras y mentirosas palmadas de afecto en el hombro.
¡Si fuera posible la
hermandad entre nosotros todos, todos los niños nuestros sobrinos, nietos y
primos bienamados, cuan bella será la convivencia, cuan promisorio el futuro,
aun en la adversidad, cuan dulce el consuelo ante la partida de los que se van!
Sr Felix:que apreciaciones mas ciertas!y el tiempo pareciera que arrastra al olvido estas injusticias naturalizandolas sin entender.Ud que demuestra un razonamiento logico sabra comprender que esto que esta instalado en los gobernantes no es otra cosa que ausencia de cultura y sentido comun.haga un repaso por los inoperantes que tenemos cerca en nuestro municipio.asi estamos como estamos.mi optimismo me lleva a creer en un futuro mejor,con gente que piensa como Ud.con claridad,desterrando la obsecuencia,el amiguismo barato,la maldad inhumana,la que hace sangrar dia a dia a aquellos humildes,carentes aveces hasta de un pedazo de pan.la fe de un pueblo dice que DIOS HARA JUSTICIA.desde la distancia le acerco un abrazo y lo aliento a continuar reflexionando sobre nuestro querido suelo costeño
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