Platero y yo

Hace ya tiempo que la sencilla belleza de las quebradas costeñas despiertan las más descomunales codicias de todo improvisado constructor de fantasías. Ellos miran a la naturaleza como un botín al que sacar mucho dinero contante y sonante. “Y Jehová Dios procedió a tomar al hombre y a establecerlo en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara” (Génesis 2:15); el Diablo dijo: “destruid las montañas y arrancad con sangre y dinamita todo lo que de valor ellas tengan”.

POR  FÉLIX R. GUERRERO

Con el advenimiento del año nuevo, uno quisiera lucir el más entusiasta  de los optimismos, pero para ello deberá abstenerse de leer las noticias: Las noticias que nos confirman que estamos parados al borde del abismo de la irracionalidad humana, las noticias de que la belleza, la armonía, la inocencia y la poesía que esconden los pueblos en sus rincones sagrados- la naturaleza en su estado puro- están en venta a precio vil.

Repasando el blog de “Radio La Bocona”, leo consternado que la Secretaria de Medio Ambiente de la provincia, el Municipio del Departamento Castro Barros y el Sr. Platero, presidente de la Cámara de Turismo provincial se reunieron, y dieron a luz el proyecto  de convertir a las quebradas de la localidad de Anjullón, Aminga y Chuquis en reservas, como primer paso, para posterior utilización de esos lugares para la explotación turística.

Los que vivimos en Anillaco ya conocemos las delicias de esos promisorios proyectos. Durante el verano neoliberal del menemismo, la quebrada de la localidad mencionada se iba a convertir en el paraíso serrano de los amigos del ex presidente Menem: hotel, casino y coto de caza privadísimos para los turistas VIP.

Pero llegó el invierno sin la transición otoñal y el proyecto cayó, los entusiastas serranos VIP se pusieron viejos y se fueron, dejando sus daños colaterales para los pobladores de Anillaco. Hoteles y casino se redujeron a una cabaña de troncos. La quebrada y su cuenca de agua quedaron privatizadas en manos de un aventurero foráneo, llamado Semino; el camino al cerro construido antaño por los pobladores también fue privatizado; toda la quebrada fue cercada con alambre y los anillaquences no pudimos ingresar más a nuestra quebrada porque  dejo de ser del pueblo.

Esta es una historia triste, inapropiada para empezar a creer en las promesas del 2013, sin embargo dejó sus enseñanzas, y de si turismo se trata, podremos echar mano a lo que la tempestad nos dejó.

Propongo un turismo arqueológico. Tenemos para ofrecer al curioso turista una visita guiada por toda La Costa. Podríamos empezar  por las ruinas del Aeroparque situado a la vera del camino en Anillaco, luego pasamos a ver los despojos de la tristemente célebre Represa del mismo pueblo, y antes de salir de Anillaco y de pasada, podremos contemplar el esqueleto del vivero para cultivo de flores que nunca fue y la Hostería de Los Amigos, que nunca funcionó como tal. Elegimos ir al Norte y al cabo de unos veinte minutos llegaremos a los aledaños de Anjullón. Allí veremos el esqueleto de lo que alguna vez quiso ser La planta recicladora de residuos sólidos de Anjullón. Aprovechando la vista panorámica del lugar, invitamos al boquiabierto turista a contemplar a los Molinos de viento situados a la derecha, aclarando que esos desmesurados monstruos aún están en temprano proceso de envejecimiento, pero como van las cosas, parecen ser candidatos seguros para el interés arqueológico. Si el ocasional turista aun no alcanzó un estado depresivo interesante, damos la vuelta y partimos en dirección Sur. Llegamos a la localidad de Aminga y le mostramos  las ruinas de la fábrica de productos lácteos de la Cecilia Bolocco, ex del ex presidente Menem. Esta visita deberá ser breve, dada la conveniencia de partir raudamente a la Ciudad Capital para internar a nuestros turistas en un sanatorio psiquiátrico.

Los turistas se van y nosotros regresamos a nuestra nota. De esa reunión que dio lugar a la presente, nos fijamos en el Presidente de la cámara de Turismo, ganados por su simpático apellido y porque nos preocupa que la interesante labor que está haciendo esa agrupación quede enredada en imposibles proyectos. Haciendo uso de la bella creación del poeta andaluz Juan Ramón Jiménez, le decimos como un rezo: “No, Platero, no. Vente tú conmigo. Yo te enseñaré las flores y las estrellas. Y no se reirán de ti como de un niño torpón, ni te pondrán, cual si fueras lo que ellos llaman un burro, el gorro de los ojos grandes ribeteados de añil y almagra, como los de las barcas del río, con dos orejas dobles que las tuyas”.-

Foto: La Yacurmana en la  quebrada de Chuquis.