Ha llegado el verano por estos pagos. Eso ya se sabe. Llegó cargado de frutos: eso también se sabe. Llegaron las cosechas y con ella las esperanzas de los trabajadores- golondrina y de los excluidos locales. ¿Podrán estos trabajadores temporarios tapar los agujeros más urgentes con lo que se pueda sacar de la cosecha? Eso no se sabe...
Dice que se empina y que no alcanza,
que sólo ha llegado hasta el dolor,
dice que ha perdido la buena esperanza,
y se refugia en la piedad de la ilusión.
SILVIO RODRIGUEZ
Se sabe oficialmente por los diarios y la TV, que en estos días se “descubrió” (lo que los trabajadores rurales saben desde que tienen uso de la razón), que en muchos lugares del país se practica una explotación esclavista sobre estos trabajadores, que incluye vivir en condiciones higiénicas aberrantes en campamentos de refugiados improvisados en las fincas.
También se sabe oficialmente que los monopolios internacionales y algún millonario local, tienen ganancias extraordinarias en este suelo tan pródigo, aderezadas con suculentas ayudas estatales tales como la Ley de Promoción industrial, subsidios a los combustibles, electricidad, agroquímicos, etc., pero al parecer estos beneficios no les alcanza para devolver una pisca de dignidad humana a sus trabajadores.
Cuentan las historias heroicas de los antiguos griegos, de las desgracias de un mortal:
“Los dioses habían condenado a Sísifo a rodar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Sísifo tendría que repetir este trabajo hasta la eternidad. Habían pensado esos dioses con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.
El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida de la misma forma y ese destino no es menos absurdo. Pero no es trágico sino en los raros momentos en que se hace consiente. Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su condición miserable. Piensa en ella durante el momento en que baja para reanudar su trabajo.”
En aquellos tiempos había dioses, semi-dioses, héroes, mortales comunes y esclavos; en nuestros tiempos hay países de primer mundo, monopolios internacionales, políticos bastardos y corruptos, gremialistas sordos y ciegos a causa de la obsecuencia y otras formas de demencia. Luego viene la clase media indiferente. En el penúltimo eslabón están los trabajadores estables y en el último, los trabajadores rurales temporarios, o excluidos sociales como se les llama técnicamente.
Digo estas cosas con la esperanza de que un día, más temprano que tarde, veamos a nuestros Sísifos rurales, empujar sus rocas con algún sentido y esperanzas con fundamento.
Félix Guerrero
Buen análisis!, es hora que la población entienda que estas NO son condiciones en las que se pueden trabajar, que deje de estar "naturalizado" en la sociedad.
ResponderEliminarEvidentemente falta aún, las notas de los festivales estén llenas de comentarios, pero cuando se trata este tema no hay aportes..
Cuanta Verdad! aunque parezca historia antigua, aburrida y repetida....
ResponderEliminarY sí.... pocos comentarios habrá por la comodidad de unos (total, yo no soy obrero golondrina, alias cosechero....) y el miedo a opinar de los otros (no vaya a ser que cuando vean el nombre, pierdan la beca los hijos, el plan la mujer y el subsidio el suegro...., obvio, sin trabajar).
Y así continuamos escribiendo la historia!!
Ojala, sirva para atenuar un poco las deudas de los que menos tienen..............buena cosecha para todos.
ResponderEliminarEs asi siempre habra pocos comentarios del tema y hay que perder el miedo de opinar diferente. Esta bien que se haga todos los controles que se deban hacer ya que es una buena politica del estado nacional dirigido por nuestra presidenta de pelear contra todos los monopolios internacionales y locales que existen a la vuelta de la esquina en nuestros pueblos.
ResponderEliminarEs un buen comienzo de la justicia social que tanto pregona, adelant CRISTINA!!!!!!!
VALENTE