Por
Alejandro Romero - Dos jornadas transcurrieron, desde el triunfo
del “macrismo”, en la denominada Megacausa La Rioja. Se trata de una de las 16 instancias
judiciales habilitas en el país para juzgar delitos de lesa humanidad. Estas se llevan adelante en el Tribunal
Oral Federal, ubicado en el edificio del
Correo Argentino de la Capital provincial. Allí por primera vez en cuarenta
años la justicia sienta en el banquillo a los acusados de los crímenes de la
dictadura, sin embargo el efecto de la llegada del la derecha al poder ya arroja
los primeros gestos negativos, poniendo en alerta a toda la militancia de
Derechos Humanos.
Contrariamente a lo que muchos creen, en La Rioja la
dictadura fue muy dura, hubo 1500 detenidos, 400 con causas federales, torturas,
cesantías y persecuciones de todo tipo. La relación habitante desaparecidos
arroja uno de los promedios más altos del país, con más de 32 desaparecidos riojanos.
Los testimonios aportados por las víctimas y testigos son contundentes respecto
a la realidad que se vivió en ese momento. Hoy los juicios son patrimonio cultural de la sociedad le guste o
no al poder mediático.
Sabido es lo que piensan sobre las políticas de Derechos
Humanos quienes asumirán el mando hoy,
pero lo que antes de la elección eran promesas de campaña hoy ya son
expectativas, no solo para una parte de la sociedad, en gran medida operada
desde el poder mediático, sino también expectativas para los represores,
quienes esperan políticas favorables a sus intereses. La editorial del diario
La Nación a menos de doce horas de la elección confirmó la existencia de
voluntad de cobro en ese sentido. En La Rioja esto se reflejó patente en clima
de “envalentonamiento” entre los imputados en la Megacausa.
Según los trascendidos en la audiencia del jueves pasado,
el ex gendarme Miguel Ángel Chiarello, alias “Pantera Rosa”, quien estuvo prófugo
hasta el 2012 y se lo imputa por homicidio, privación ilegitima de la libertad,
tormentos y violación de domicilio, insultó a uno de los testigos, tratándolo
de “hijo de puta” y aunque luego se
evadió diciendo que el insulto estaba dirigido al Fiscal, la actitud pone en
evidencia el nuevo momento político.
La defensa de los espacios de reparación histórica es de
los temas más sensibles al nuevo momento. Con la llegada del “macrismo” el
riesgo de que la Megacausa sea desfinanciada y los tiempos procesales dejen en
libertad a los represores no es menor. Esto ya puso en alerta a muchos, no solo
a quienes sufrieron la represión del 76, hoy victimas - testigos en las causas,
sino también a las organizaciones que tradicionalmente impulsaron la consigna
de Memoria Verdad y Justicia.
Vale decir que también se mantienen expectantes otros sujetos
no necesariamente organizados pero que entienden que, los juicios a los responsables
de la última dictadura cívico-militar, son el patrimonio de una sociedad con
valores democráticos y sentido de justicia, reconociendo en ellos herramientas
pedagógicas que garanticen la no repetición de las atrocidades cometidas en la
dictadura. En Buenos Aires la iniciativa militante en materia de Derechos
Humanos reaccionó apenas aparecieron las pintadas en los espacios recuperados
para la memoria con iniciativas como “ni uno suelto” que convocan a
concentrarse en plazas de todo el país para la defensa de estos derechos.
En La Rioja los autoconvocados para defender las
políticas de Derechos Humanos vienen trabajando desde antes del balotaje,
cuando organizaciones y organismos del Estado se llamaron a defender la
continuidad de la políticas implementadas por el Frente para la Victoria bajo la consigna “DDHH=Scioli”. En el nuevo
contexto las mismas se encuentran estado de alerta y convocan al acompañamiento
de la Megacausa, las que se realizan los días jueves y viernes desde las 9hs en
el edificio del Correo Argentino.
Foto: Ex
presos políticos en el acampe de los jueves y viernes frente al TOF
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