El testimonio de Sonia Ruades, militante de la Pastoral
de Angelelli y esposa del ex preso político
Argeo Rojo, recuperó el padecimiento general de los familiares de las
víctimas del terrorismo de estado: mujeres, hombres y niños que sufrieron la
represión, iniciaron la búsqueda de sus seres queridos y sufrieron la
discriminación de gran parte de la sociedad por ser “familiares de
subversivos”. Ella no se quedó quieta, como tantas mujeres riojanas y
argentinas peregrinaron por juzgados, penales y oficinas buscando a sus
compañeros, hijos y nietos, en muchos casos enfrentándose cara a cara a los
represores y a sus cómplices civiles asumiendo en absoluta soledad los riesgos.
En
la Audiencia N° 15 del proceso que juzga a 18 imputados por delitos de lesa
humanidad, también declararon Claudia Soria y Jorge Basso. Ruades denunció al ex capitán Maggi como el
militar que detuvo a su esposo, Juan Argeo Rojo. Desde la perspectiva de la
compañera de un detenido expresó todo el padecimiento sufrido a manos de la
dictadura y sus instituciones civiles. También por su militancia en la pastoral
de Angelelli. “Catalán estaba presente cuando me hicieron firmar un escrito que
no me dejaron leer” dijo involucrando una vez más al ex juez de la dictadura en
la provincia.
“Fue
una lepra social. A mí me dejaron de saludar, no me querían dar trabajo. Tuve
que mentir que mi esposo me había dejado para que pudiera mantener a mis hijas”
relató en la audiencia.
Claudia
Soria puso en relieve el compromiso con el terrorismo de estado del ex Juez
Catalán. En una oportunidad la llevan al
Juzgado y "él estaba presente cuando un secretario me da para que firme un
escrito y al preguntar si podía leer me ordenan que no y que firme".
Contó que en su traslado a (la cárcel de) Devoto iba un hombre que lloraba porque era amenazado con ser arrojado al vacio y una mujer con un niño que, también lloraba, y ella lo calmaba cantando. Una imagen de terror". Denunció a Goenaga de sacarla en un auto y llevarla para la zona de la quebrada, donde estaban las "monjas azules", y que la interrogaban para que denuncie a las religiosas.
Ganem,
Moliné, Goenaga, Perez Bataglia y algunos guardias, como Colacho de la Vega,
vuelven a estar en el testimonio de los testigos víctimas.
Por
último Jorge Basso relató al tribunal las torturas sufridas en cautiverio. En
un momento de la audiencia los jueces le preguntaron sobre la secuelas dejadas
por la dictadura en su vida y el testigo mostró cicatrices producto de las
torturas que mantiene hasta el día de
hoy.
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