lunes, 23 de noviembre de 2015

Editorial: Y ahora ¿qué pasa?


El resultado de las elecciones de ayer puso al país en un camino de incertidumbre donde peligran las conquistas logradas durante la última década. A pesar de los intentos de gran parte de la población que salió a la calle no alcanzó y ahora la derecha gobernará con la legitimidad que otorga el voto popular. El poder económico, mediático, judicial y agrario retomó la conducción política de la argentina.

Cuando la victoria de un candidato es saludada por la Sociedad Rural, el Grupo Clarín, se festeja en el pabellón de los represores condenados en la cárcel de Marcos Paz, por jueces y fiscales caras visibles de la “Sagrada Familia Judicial” y por los voceros del imperialismo en Latinoamérica generalmente a la Argentina le va muy mal. A la mayoría del pueblo humilde y trabajador le va mal.

La victoria de Macri pone fin a un ciclo que había abierto la posibilidad de repensar los alcances y límites del estado, la relación de este con los trabajadores y los sectores excluidos por el modelo neoliberal de los 90’, avanzar después de 20 años sobre los responsables de la última dictadura militar, derogando las leyes de impunidad y sentando en el banquillo de los acusados a los genocidas, cambiar el rumbo de las relaciones internacionales poniendo el ojo en los países latinoamericanos, avanzar en la democratización de los medios de comunicación regidas hasta 2009 por una ley de la dictadura, etc. No es vaticinio sino el resumen de sus promesas de campaña.

Más allá de las internas del FPV, sus armados electorales y su insistencia en mantener esquemas y referentes obsoletos, el país se verá retrasado en sus intentos de profundizar conquistas y avanzar en materia de política pública. Cambiemos (el Pro y sus aliados de la UCR) dejaron claro su propuesta y mostraron sus actores que tienen experiencia en la aplicación de políticas anti populares.

En La Rioja fue evidente que el PJ de Beder Herrera y gran parte del peronismo no militaron la elección en contraste con las ejecutivas provinciales donde repartieron enormes dádivas. Ayer el gobernador envió un mensaje diciendo que “gane quien gane lo importante es que se preocupen por La Rioja” quizá anticipando una derrota del FPV. Lo que queda claro es que el 22 de noviembre será recordado como el día de la derrota política de Beder.

Los envalentonados de FCR, receptores del voto bronca anti Beder,  anuncian el despertar de un nuevo tiempo político que tarde o temprano llegará a la provincia, aunque es difícil de entender cómo será eso posible de la mano de una alianza provincial de corte fuertemente elitista, integrada por empresarios y socios menores del ambientalismo.

Después de la ola triunfalista el nuevo gobierno deberá mostrar en la gestión concreta su capacidad para gobernar un país estable en sus aspectos generales. De no hacerlo, una amplia variedad de sujetos sociales comenzarán a exigir por lo menos el mantenimiento de lo logrado. La receta neoliberal es conocida: ajuste y represión. 

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