Por
Félix R. Guerrero - Hubo cambios (no seamos tan pesimistas) en el
escenario politiquero dominante. Cambios producidos por el lógico descaste de
las piezas, enroques tácticos casi elegantes o viciosos ante la ausencia de un
contrincante fuerte. De estos cambios salió favorecido el cupo femenino
reclamado por los igualitarios de género: surge la novel política señora Gloria
Pedraza, una respetable dama de la localidad de Anillaco. Ella no entra en la
categoría de los “macarras de la moral”, y los que amamos a La Costa, no
quisiéramos perder a esta intachable señora de la lista de las personas
confiables de nuestro departamento.
Todo cuanto haya sido escrito sobre los “macarras” hasta
el presente podría ser tan solo de índole estrictamente personal y sin
trascendencia de lo simplemente ridículo, casi sin consecuencias sociales ni
políticas.
Pero cuando hablamos de “los macarras de la moral”, el
tema sobrevuela los calientes cielos del oportunismo, la impunidad y la
corrupción en la vida institucional de los pueblos y municipios.
Y si exaltado cito, extraído de la canción popular “son
la salsa de la farsa, el meollo del mal rollo, la mecha de la sospecha, la
llama de la jindama”, me estoy situando al borde de un precipicio.
Las últimas elecciones celebradas en nuestra provincia y
departamentos abundan, y no en este periodo electoral, sino en todos, (desde
tiempos ha), de estos calificativos tan hispanos, antiguos pero plenamente
vigentes.
Este año, no hemos atestiguado el impúdico reparto de
dinero a boca de urnas y casi lo extrañamos, por inconsciente apego a lo
folclórico, pero no nos hemos privado de estos “vecinos” nuestros, que aparecen
en cada elección y que sin premura ni remordimientos, recorren las calles de
nuestros pueblos, en grupos casi curiosos conociendo o reconociendo su
“domicilio” electoral.
Hubo cambios (no seamos tan pesimistas) en el escenario
politiquero dominante. Cambios producidos por el lógico descaste de las piezas,
enroques tácticos casi elegantes o viciosos ante la ausencia de un contrincante
fuerte. De estos cambios salió favorecido el cupo femenino reclamado por los
igualitarios de género: surge la novel política señora Gloria Pedraza, una
respetable dama de la localidad de Anillaco. Ella no entra en la categoría de
los “macarras de la moral”, y los que amamos a La Costa, no quisiéramos perder
a esta intachable señora de la lista de las personas confiables de nuestro
departamento.
Los conocedores la tela, sabemos que nuestra intendenta
elegida deberá librar una dura batalla para salir ilesa o al menos sin
mutilaciones, de su lidia con los tiburones peso pesado que pululan las turbias
aguas de la política costeña.
El que suscribe, junto a sus compañeros de Radio
Comunitaria LA BOCONA, deseamos un
fructífero mandato (no nos cabe la
categoría gestión) a la dama, por su honra y por el bienestar de todos
los costeños. Asimismo unimos nuestros anhelos al de los soñadores de la
“carlospazcosteña”, aunque con bastante menos pretensión, pero sí recordando un
par de proyectitos que se les pasó en el mega-proyecto, tales como el re asfaltado
de las calles costeñas (no a los tropezones), y reaprovisionamiento del
Hospital de Anillaco de equipos (balanza para pesar a los BB,
electrocardiógrafos, tomógrafo, entre otros). También de personal médico
especializado: los otros días fui al nosocomio local por un problema digestivo
y me atendió un ginecólogo (si notan en mí un comportamiento raro, ya saben a
qué se debe).
Sabido es que la fe mueve montañas. Contentémonos,
empero, que los vientos del compromiso cívico nos sacudan de la modorra.
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