Opinión: Las oportunidades verdaderas de los jóvenes costeños

En el departamento Castro Barros las oportunidades de los jóvenes deben pasar por la preocupación de que éstos cuenten con las herramientas que les permitan acceder a un futuro estable, como la educación, una fuente de trabajo y una vivienda.

El hecho de que los accidentes de tránsito golpeen con más fuerza a los chicos (porque es una verdadera tragedia cuando pierde la vida un chico de 13, 14 o 20 años), demandan políticas estatales, provinciales y municipales, orientadas con urgencia a paliar esta problemática a corto plazo, pero también a mirar en profundidad el estado actual de la juventud y pensar soluciones a largo plazo y de fondo.

En La Costa,  por ejemplo, para poder estudiar hay que tener un medio de movilidad para viajar hasta Anjullón o Aimogasta o mudarse a otra ciudad. Los chicos que están en la ciudad de La Rioja en esta situación cuentan con el único apoyo de su familia o están obligados a trabajar y estudiar debido al altísimo costo de vida. Este año no han funcionado los vales alimentarios que se daban en la Legislatura a los chicos de La Costa, y el diputado Martinelli no ha movido un dedo para solucionar esta cuestión, que a muchos les arreglaba el almuerzo.

Y los que se quedan, los que han formado una familia, los que no pueden irse, deben contentarse con un plan social o la AUH, en el mejor de los casos. Están sobreviviendo nada más. Los más afortunados pueden trabajar en la fábrica o en la bodega, donde las condiciones laborales no son las mejores, pero se aceptan porque no hay nada más.

Está muy bien un concurso de talento y educarse en materia de seguridad vial, pero después de la charla, el futuro sigue siendo un palo, como dice el tema de Los Redondos. Con un escenario no alcanza. Se necesitan oportunidades verdaderas, que en el caso del departamento Castro Barros se pueden conseguir con un poco de esfuerzo de los funcionarios. Pero muchos se preguntan si solucionar definitivamente los problemas de la gente es acabar con el clientelismo político, y esto es así, entonces se duda de la voluntad del poder de turno.