“¿Me quedé yo sin nada?”
¿Te di Todo?
¿Arranqué mi alma a la del dolor del mundo,
Para llegar a tu secreto?”
Te vas. Sé que indefectiblemente partirás para siempre, hacia él nunca más.
¿Te di todo?
¿Arranqué mi alma a la del dolor del mundo,
Para llegar a tu secreto?
Sé que con algo quedé, algo me dejaste, pero no sé bien que es. Deberé hacer un cuidadoso inventario de lo recibido. En principio mucha paz no me has dejado; sí algo de amor, nada del otro mundo, apenas el suficiente para sobrevivir, en lo personal y mundano.
Pero las viejas utopías siguen esperando ahí. Las esperanzas un poco gastadas, aferradas tozudamente a su persistencia, siguen apiladas en algún rincón.
Recuerdo como si fuera ayer el primer día que te vi, cuando te conocí. En realidad no te conozco mucho: Andas tan de prisa que no me diste tiempo para conocer tus verdades pasajeras.
Ese primeo de Enero me levanté temprano y me lavé la cara para esperarte. Pero ya estabas tú aquí, en mi casa esperándome en la cocina para tomar conmigo un mate cocido con pan.
Me dio gracia y un poco de bronca el cargamento de promesas que pusieron a tu hombro los políticos mentirosos. Tú los dejaste hacer sin decir nada, un poco obsecuente o cínico. Eso me dio bronca, no mucha: No se podía esperar grandes cosas de ti, como venían las cosas… no daba para hacerse muchas ilusiones con vos.
No puedo quejarme de haber quedado sin nada, pero te llevaste bastante: has despoblado a La Costa. Fuiste o eres aún (depende como se mire), mas jodido que los otros, que yo recuerdo. No quiero ser injusto, pero ya te había anticipado que aquí no nos sobra nadie. Ni un solo costeño está de más. No te perdono estas ausencias. Por eso no te di todo de mí: preservo la mejor parte para el que viene a suplantarte y a curar mi alma del dolor del mundo.
Te vas tan tranquilo y nos dejas a las dos Coreas enfrentadas, al mundo recalentado por las contaminaciones mineras y las morales, a los demonios imperialistas sueltos e impunes.
Te vas así no mas, del ayer al mañana, dejándonos la nostalgia del presente, que es también la nostalgia de la decencia, el sentido del existir, la justificación del consumir aire e ilusiones.
Te recuerdo aún en tu temprana adultez, allá por el mes de Julio, cuando cubriste de nieve a toda la Costa. Aún conservabas entonces tu optimismo y sostenías con cierta confianza tus promesas de lluvias. Pero después te apagaste y apareciste con tímidas lloviznas en el ocaso de tu vida, cuando ya estábamos exhaustos de sed y anhelante paciencia. Espera, no te vayas todavía, año 2010. Debes decirle a tu verdugo, el soberbio año 2011, que debe hacerse cargo de tus cuentas pendientes para con nosotros. Debes decirle también que le espera un serio compromiso con los argentinos: las elecciones que se vienen, toda una oportunidad para que tu breve reinado sea recordado con agradecimiento.
Ahora vete. Debo dar la bienvenida al que te pisa los talones. Adiós.
Foto:refugioderealidades.blogspot.com
que bueno que esta gente!! un groso felix escribiendo!
ResponderEliminaralexi herrera
Que sabias tus palabras Felix, espero que el 2011 nos encuentre con un proyecto de desarrollo para la costa que nos adeuda desde 1973........................, cuando nos prometieron. Un abrazo
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