Por
Redacción Marcha*, cobertura exclusiva - Miles de personas se
movilizaron para recordar a Alberto Nisman, el fiscal de la causa AMIA, quien
fuera encontrado muerto hace un mes. La derecha política se sumó a la
convocatoria en la que los reclamos por justicia se transformaron en consignas
reaccionarias. La fotógrafa de Marcha fue agredida durante la cobertura.
El cielo de Buenos Aires se
fue cerrando gris y oscuro reflejándose en toda la gente que pedía orden y
justicia en Avenida de Mayo. Orden para no empujarse y pisarse. Justicia para
saber qué sucedió con un turbio fiscal muerto, peón de la Embajada de Estados
Unidos y de los servicios de inteligencia de Israel y que encabezó una causa
que no ha llegado a resultados concretos.
Señoras con ropas prolijas,
maquilladas y rictus duros; señores con chombas, bermudas y zapatillas
náuticas; jóvenes de pasos firmes y caras serias. En apenas unos segundos, la
lluvia los empapó a todos mientras comenzaban una caminata en donde las
consignas genéricas y la palabra “Argentina” estuvo presente durante el
recorrido.
El análisis no parece tan
complejo como sí numerosa la cantidad de interrogantes en el futuro político de
esta porción de territorio al sur, bien al sur de los mapas. La foto. ¿Alguien
sabe cómo fueron las negociaciones para que se inmortalizara de esta manera? La
Avenida de Mayo, donde marchan las mujeres exigiendo que ninguna más se muera
por aborto clandestino, donde los villeros y villeras reclaman la urbanización
de sus barrios y exigen justicia por las víctimas del gatillo fácil y donde se
grita memoria, verdad y justicia por los 30 mil desaparecidos durante la última
dictadura cívico- militar. Similitudes. Diferencias. Si hasta se pareció a la
farsa montada por los presidentes más reaccionarios del viejo continente post
masacre en la redacción de Charlie Hebdo. Je suis Nisman. El encanto
simplificador de la dicotomía. El silencio de quienes siempre tienen voz.
“Vinimos
todos menos ellos”
Antes y después de la
bandera que reclamaba “Homenaje al fiscal Nisman. Marcha del Silencio”, miles
de personas. La Policía Metropolitana contó 400 mil en la tarde de la jornada
de ayer marchando desde Congreso hasta Plaza de Mayo; en nuestra crónica,
aproximadamente 100 mil.
“Vinimos todos menos ellos”,
se escuchó. Estuvieron junto a la jueza Sandra Arroyo Salgado –ex esposa–, una
de las hijas del homenajeado, fiscales y operadores/as del poder judicial
convocantes, referentes políticos de derecha y dirigentes sindicales. Luego,
fogoneada por los grandes medios, “la gente”. Faltaron "ellos", Julio
López, Luciano Arruga y Marita Verón y tantos otros por lo que muy pocos marchan.
O marchan otros con menos lugar en la agenda periodística.
Les preguntamos, además, por
qué vinieron. “Por una justicia que excede a Nisman. Él fue la gota que derramó
el vaso”, nos dice un señor. Tras él estaba montado el acampe de Félix Díaz y
de varios integrantes de la Comunidad Qom. ¿Se refería a la tan retrasada
justicia milenaria, que reclama el derecho ancestral a la tierra de los pueblos
originarios? “Todas las injusticias van terminar cuando esto cambie”, nos
responde.
Una señora con signos de
enojo apuntó directamente contra el kirchnerismo. “Primero venimos por Nisman,
pero también por toda la impunidad de este gobierno”, sin poder especificar más
a que se refería.
Lo que a esta altura se
evidenciaba es que “ellos” nunca fueron Darío Santillán ni Maximilliano
Kosteki. Tampoco Mariano Ferreyra y una larga lista de víctimas de una doble
injusticia: primero la muerte en manos de la policía o patotas, avaladas por
patronales o algunos políticos. Segundo por una impunidad que aquí sí se hace
evidente.
La
"liga de la justicia"
Las marchas han sido, y
siguen siendo, un recurso para reclamar por una vida, una ausencia, un derecho
roto o por conquistar. Vuelven a nosotras y nosotros las marchas de las Madres,
cuando hacerlas era jugarse la vida, por reclamos laborales, las que se
hicieron cuando el hambre apretaba y el país se caía a pedazos, para reclamar
por los muertos queridos, todos aquellos que no son Nisman.
“Los fiscales están
adelante, todos sin paraguas”, decía una señora que apuraba el paso.
Sosteniendo la bandera principal y cual rock stars, pero de ansiosa
capitalización política de la marcha, estaban los fiscales convocantes.
Guillermo Marijuan, Ricardo Sáenz, José María Campagnoli, Raúl Plee, Germán
Moldes, Juan Martín Romero Victorica, Carlos Rivolo y Carlos Stornelli, todos
con prontuarios cuanto menos llamativos o con vinculaciones por encubrimiento,
incluso en la causa AMIA, todos vestidos de adalides de la justicia, pero de
continuo traje de representación y defensa al establishment y los poderes.
¿Cuántos de estos fiscales,
de los mismos representantes de esa justicia que no avanzó no solo en la causa
AMIA sino tampoco en tantos otros casos de impunidades, marcharon hoy,
acorazados, por ese cerco patova que los protegió y por la convocatoria masiva
que los exculpó por no ocuparse de que la justicia llegue a los barrios y deje
de privilegiar a las y los privilegiados?
“Vos
sos de 6-7-8”
Promediando la “marcha del
silencio” y en medio de vociferaciones hegemónicas acerca de la paz y la
tranquilidad, nuestra reportera gráfica sufrió una agresión por parte de un
individuo, quien no tenía muy claro algunos principios acerca de la libertad de
expresión y, especialmente, sobre la democracia.
Mientras nuestra compañera
tomaba las fotografías que aporten el registro visual de la jornada, dos
mujeres comenzaron a presionarla por su labor periodística hasta que un hombre
que estaba con las señoras, sin escatimar insultos machistas y soberbios, le
dijo “¿por qué me sacas fotos”? y la acusó de pertenecer al programa televisivo
“6-7-8”, que se emite por la Televisión Pública, y a continuación decidió
pegarle con el paraguas que llevaba.
A esta altura está claro que
esta persona, como tantos otros, no logró percibir que hay un gran abanico más
allá de la ecuación gobierno-antigobierno. Jamás evaluó la posibilidad de que
este medio aporte una mirada distinta de lo que fue la movilización. Argumentos
más o menos, no hay excusas para agredir
a nuestra compañera que tan honestamente llevó su labor militante
incluso ante estas adversidades.
No todo fue en paz entonces.
Muy buena nota. Un poco de luz ante tanta obscuridad, cinismo e idiotez!
ResponderEliminarMuy bueno el artículo, poder desenmascar a estos personajes, saber cuáles son sus objetivos, detrás de tanto patriotismo.
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