JUVENTUD: la posibilidad de construir sueños y utopías

Todos los jóvenes y niños están presentes en los discursos políticos de nuestros gobernantes. Es más, la feroz defensa  a sus derechos suelen ser el condimento preferido a la hora de poner la nota conmovedora para sensibilizar a los más duros de corazón a la hora del voto. Se dice, con emoción contenida, que la juventud divino tesoro, son los portadores de la energía cuestionadora de los modelos establecidos que ya no funcionan (para las mayorías y las minorías pobres o simplemente diferentes). Que los jóvenes, promisorio futuro del país, son la reserva moral que hará posible un mundo digno, justo y sin excluidos. Que en el alma pura,  llena de alegría y optimismo de los adolescentes, habita la posibilidad cierta de construir sueños y utopías. 

Pero…

Un hecho casi cotidiano, de los tantos que ocurren con total impunidad, y titulado por los medios de comunicación establecidos corruptos y obsecuentes, nos saca violentamente del bello ensueño de los discursos edificantes. La noticia en cuestión, nos informa de la detención en Chamical, de una joven veinteañera, por provocar disturbios en un acto oficial pre inaugural de entrega de las computadoras para los estudiantes.

La joven cometió el delito de creerse que podía hacer uso de uno de los derechos tan valientemente defendidos por los entusiastas políticos y proclamados por los periodistas de lágrima fácil: el derecho a expresarse y manifestar sus inquietudes, temores e indignación. Esta joven, divino tesoro, olvidó que su condición real, por el delito de ser joven, es la de marginación y  subordinación al poder de turno.

Esta ilusa joven asambleísta que lucha por un mundo sin contaminación radioactiva, no se hizo cargo de que en realidad pertenece a una clase marginal, que debe postergar para siempre la posibilidad de construir sueños y utopías.

La realidad es la realidad y los sueños, aun los más bellos, solo sueños son. La vida, en nuestra provincia, no es un sueño, tira más bien a pesadilla de la que aun no podemos despertar.-

                                                                                                           FELIX R. GUERRERO